Fue lento y doloroso en oposición a lo que suele decirse, fue como apagar la vela de cumpleaños, fue como un ventarrón a la orilla del oceano, fue como el ultimo suspiro de vida, fue como un minuto de silencio, se fue y no se cuando fue, la extrema necesidad de creer en el amor innato y duradero, la urgente necesidad de resguardarlo de la tormenta, lo protegía de el tiempo, del frió, de la tempestad sin saberme a mi mismo como un desastre natural, que felicidad mas grande e inentendida, que cinismo mas perro y vitalicio, que conveniencia tan mentirosa, que vacío tan superficial, que sentimiento mas complejo y simplón.
Se fue y seguirá yéndose, mas lejos que mañana, mas tarde que algún día, mas solo que el ayer, mas imposible que el nosotros. Lo que queda es lo que tenemos, el verbo en plural redundando entre lo inesperado, lo que queda es el pasado en cinta de poema de Bécquer, lo que queda es lo que hay y lo que hay ya se nos fue.

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