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Cualquier Día, Luego

Algunas palabras son ofrendas que se depositan en el río, el agua les da brío o las vuelve arena. Tras agotarse la paciencia queda un torso descarnado, borrador de la estatua humana que el creador esculpe por aburrimiento. Eres de alambres y madera quebradiza, sirves de juguete apenas. Mi poema es flora de predicados inconexos, que puedes arrancar del suelo y anudar según convenga, todos o algunos o uno solo apenas o ninguno o los que tú prefieras. No queda sino el recelo de los días en que podías escanciar el cuerpo y agotar la cerveza. Mirabas la piel de mi rostro y ya ibas fraguando la escena, tu venganza no existía sino como una sugerencia, y me adorabas por ser el criminal que aún no era. Puedes imaginarle confundido, sin distinguir la causa precisa, cualquier acierto era un engaño y cualquier intento un interrogatorio. Madreselva robó dos alfileres del cuarto de su madre, el primero lo perdió, el segundo lo escondió en la lengua de su hermanito Iván. Algunas palabras son ríos. Del dolor, atiende mira, del dolor vamos a hacer un vestidito rojo puta, y tú misma vas a bailarlo hasta que te mueras. Se dejó desnudar al fin y pudimos verla, y en su espalda las cicatrices.
Abrahamsaucedocepeda31 de agosto de 2012

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