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Veintidós

Bruto por el whisky comenzé a trepar la cama, buscándole los labios. La alcoba tan oscura como mis intenciones, la voz maniática de Benton contagiándonos el Bensonhurst Blues. Ataraxia sin aponia, por el dolor que me desgarraba las piernas. La nena era buena, una joyota jovial que me sonrió en la fiesta, pero que decidió ignorarme. Una divinidad de dos metros que pedía ser violada. Fui animalesco, fui vampírico con su cuello y no me permití ser caballero. Quería secarla, desnudarla de todo y dejarla en pura alma y luego devorarle el alma. Pero había de empezar por algo y le arranqué con los dientes la blusa. Me serví de sus pechos febriles, de las perfectas cerezas que tenía por pezones. Y descendí su vientre, masticando, maniobrando. Ahí la tragedia. Vergüenza. Humillación. Le pedí una disculpa torpe, le dije que había sido mi error y que no tenía idea. Me fui como cayendo hasta el baño del motel. A vomitar el sabor whisky de la tremenda pena. No es para tanto. Pudo haber sido un transexual. La culpa es de esos japoneses enfermos que las hacen tan violables. Por poco me tiro un robot.
Abrahamsaucedocepeda11 de junio de 2009

2 Comentarios

  • Nigth14

    quiz?s el mundo cibern?tico muchas veces desenreda y hace con nuestra mente lo que le venga en gana.

    genial este texto, fabuloso, ?nico y muy aut?ntico.

    El dolor repulsivo mezclado con una sutileza grotesca y poco convencional, me han cautivado!!!

    a mis favoritos!!! :)

    saludos...

    11/06/09 05:06

  • Mejorana

    ...Y a los m?os, como siempre Abrahan.

    11/06/09 10:06

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