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Caer



La habitación estaba tan quieta como una tumba, apenas el murmullo del viento entorpecía mínimamente la levedad que se posaba en cada cortina, cada buró, cada pliegue de las sábanas sobre la cama que no había sido hecha durante días, como aguardando por la pareja que solía posarse en ella.

Estaba sentado frente a una botella de licor y esa biblia, me parecía a mí, desde hace días. Perdido totalmente en los recuerdos que insistían una y otra vez en traerme de vuelta irónicamente al aquí y ahora, como una vaga chispa en medio de la hosquedad.

—En mi carne y en mis huesos!... Ella es un sueño anclado a mi existir; su rostro, su olor, su voz&, un recuerdo que repaso claramente al despertar cada mañana, y sé bien, está también en dicha ilusión mi deseo en el seno de la muerte, justo cuando el nivel de mi locura rebasa todo límite& Si pudiera tan sólo tenerle cerca una vez más y reposar en sus ojos mi lamento.

Entonces algo se rompió en mi mente y comencé a imaginar un mundo que ya antes había visto en mis sueños de niño, me levanté y salí por propia voluntad de la casa, afuera me topé con una tibia llovizna de sangre, el cielo blanquecino se veía rasgado como por unas descomunales garras cósmicas mientras que en rededor, en toda dirección, flotaban libros, grandes y pequeños, movidos por una brisa fresca que me daba cierto alivio ante la humedad, y de pronto apareció ella a unos cuantos metros frente a mí, llevaba un vestido blanco perfecto, muy sencillo y a la vez elegante, su rostro estaba casi difuminado por un resplandor de origen incierto, cuasi centelleante, pero sus ojos oscuros contrastaban de manera perfecta y no perdían ni un ápice de su hermosa oscuridad.

Extendió su mano y la tomé sin dudarlo. En ese momento mis lágrimas, mi ropa, mis zapatos, todo lo que llevaba sobre mi cuerpo se convirtió en ceniza que salió volando al instante dejándome completamente desnudo, estéril de colores, natural, como un ángel. Y comenzó a guiarme sin soltar mi mano a través de aquel caos tan familiar.

—¡Abismo incierto!& Tómame de la mano y condúceme hacia la nada, donde ni la niebla ni el sollozo del bosque trepen a mí cavilar... Tan rápido, tan directo hacia la eternidad en el tren que esperé durante tanto tiempo en la estación a mitad de mi noche.

¿Qué es esto? Pensé lógicamente por un momento, saliéndome con ello de la fantasía de manera brusca. Me levanté y caminé hasta la ventana que se encontraba abierta en ese momento, vi niños pequeños jugando en la acera, escuché gentes hablando, autos transitando; sólo la cerré y regresé de nuevo al escritorio, no sin antes tomar una pistola del cajón superior de éste. Me senté y perdí la mirada en la blancura perfecta del piso de cerámica, luego por un momento en el fulgor de la lámpara sobre el escritorio, entonces tomé el arma, la empuñé dentro de mi boca, tocando el paladar con la punta del cañón dirigido obviamente hacía mi cabeza, claro está, y lo último que recuerdo es un sonido potente, vivo y ensordecedor que provenía de todas partes, como una buena banda de Metal& Y vi cómo caminaba de nuevo tomado de su mano, la vista se me nublaba por momentos y notaba una extraña sensación en mi cabeza, como si de ella brotara una fuente y todo aquel mundo emanara poco a poco de ahí dentro.

Me condujo dulcemente hasta un desfiladero próximo y al final sólo caí.

—Hacia la nada, hacia la nada por favor& ¡Llévame a sus brazos!






Abyssos05 de marzo de 2019

3 Recomendaciones

6 Comentarios

  • Voltereta

    Bienvenido de nuevo, viejo amigo. No has perdido ni un ápice de tu becqueriano estilo, al contrario, hoy me siento todavía más atrapado en la tela de araña que habita el mundo fantástico de tu imaginación. La verdad es que se echaban de menos tus escritos en esta página. Pero sin duda has reaparecido pisando fuerte, como la ilusión que trastorna al protagonista de tu historia y que le lleva a ser habitante de un mundo tantas veces transitado por nosotros y que nos resulta tan familiar.

    Un saludo, Abyssos.

    05/03/19 08:03

  • Remi

    Tu cuento es terriblemente intenso, tan vivido que da escalofríos. Que manera de relatar un momento de locura entre sueños y realidades con la soledad del amor por protagonista.
    No te había leído Abyssos, escribes muy bien, me gusta.
    Saludos.

    08/03/19 06:03

  • Polaris

    Tú casa, tú hogar, está es tu casa la casa donde hace tanto tiempo me impresionaste con tu excelente pluma. Es maravilloso volver a leerte pero sobre todo saber de ti.

    Un abrazo compañero.

    Pol.

    10/03/19 04:03

  • Polaris

    Tú casa, tú hogar, está es tu casa la casa donde hace tanto tiempo me impresionaste con tu excelente pluma. Es maravilloso volver a leerte pero sobre todo saber de ti.

    Un abrazo compañero.

    Pol.

    10/03/19 04:03

  • Alumine74

    "Si pudiera tan sólo tenerle cerca una vez más y reposar en sus ojos mi lamento"

    Elegí esta partecita porque siento que describe lo que hace sentir tu cuento, impregnado por las ansias de la pausa, el entrecortar la respiración para que ya no sufra más la ausencia.
    Me gusta que estés aquí
    Me gusta tu arte indiscutiblemente único.

    22/03/19 11:03

  • Danae

    Querido Abyssos, tu relato en blanco y negro es como un negativo de la percepción de lo que es la nada, que tal vez traiga paz, o tal vez sea puro nihilismo...
    Chi lo sa...
    De cualquier forma, lo cierto es que he disfrutado leyéndolo. Una historia muy simbólica, muy densa.Tus escritos siempre me despiertan el gusto por lo gótico, y me hacen plantearme serios interrogantes.
    Un fuerte abrazo

    27/03/19 09:03

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