No sé si es un rayo
o un flash
fotografiando
desde dentro
la tormenta
No sé si es lluvia
o si el asfalto
se está dando
una ducha
Todo es bizarro
y taciturno,
el caracol egoísta
se llevo el sol
dentro de su concha
El barco en el océano
siente envidia
de la hoja en el charco
La arena del desierto
quisiera ser
el barro de tus botas
Solo intento
darle vidilla a la vida
con un soplo
de locura
y acabo desterrado
por siempre
a permanecer huraño
en el frenético huracán
que por miedo a la cordura
por mí mismo
fue creado,
agradezco el error de cálculo
Así que
agarro al ave,
gris,
y juntos nos fundimos
en un suicidio prematuro,
sin opción de repetir el truco,
sin retorno a la tercera planta,
pero menudo espectáculo
desde el balcón de mi colmena...
