Tengo la fea costumbre
de darle mordiscos a la noche
con deseo irracional
como a tu piel desnuda
y acariciar el odio
para paliar el delirio
de amar la soledad
en esta habitación oscura
mientras
tu respiración dormida
pone banda sonora
a mi contemplación
de la absoluta nada
y es que esta cama
no sería lo mismo
sin ti,
la locura
ya me habría conducido
a la muerte,
mejor seguir así,
que solo se suiciden
estas insípidas letras
y tu sigas siendo
el brillo
que me protege
de las tinieblas
que pueblan
mi interior,
quizás al amanecer
todo sea un sueño
y nos hayamos evaporado
como escarcha
al calor
de un nuevo inicio...
