Soy el puñal oxidado que raja el cielo y acierta en tu pecho,
soy la sangre enferma filtrada en la arena y devorada por el mar,
soy el sonido furioso del claxon,
la mano mugrienta,
el que que limpia tus cristales apostando todo al rojo,
soy la colilla recogida del suelo
de nuevo ardiendo en un espectro roto,
creo que fui el lacayo del desengaño
pero apenas puedo recordarlo,
soy la espina en el pulgar
y el dedo amputado que te señala,
el auxilio buscando exilio desde un ángulo muerto,
soy el homicidio del sentido
sin planes plasmando el rapto de las emociones,
subyugado ante ese brillo invisible
que ciega todo lo que merodea alrededor,
soy la lujuria de tus ojos,
la magia y la fantasía de tu contoneo,
el eterno reo de tu cárcel de suavidad y belleza...
soy tú,
tú eres yo,
uno
exprimidos en un sin fin de vidas limitadas...
siento que estoy expirando en la levedad de tu alma.
