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Bestia

No era él, era su bestia.
-No podés lastimar lo que no es tuyo -le dije.
-Tampoco es tuyo.
-Yo no quiero lastimarlo.
Le ofrecí un poco de agua, pero no puede saciar su sed el que no tiene boca.
Se burló de mí, se burló de él, se burló de la burla misma. Entre burlas, alguna verdad fue dicha y entendí: amarga es la vida del que no tiene cuerpo.
Yo, tranquilo, me prendí un pucho y le di charla.
Llegó el día y dijo gracias.
Otro "gracias". No era su bestia, era él.
Adriel30 de agosto de 2019

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