He aguardado por siglos en la última torre que permanece en pie. La eternidad es mía, pero ¿qué vale todo el tiempo para alguien como yo? Mi único contacto con el exterior es el espejo que él me regaló.
Es poco lo que recuerdo de mi vida mortal. A veces me pregunto si acaso esos recuerdos son reales. Me respondo que no importa, que ya no soy aquel que creo haber sido.
Eramos extraños cuando me prometió el futuro. Un futuro a su lado, supuse, pero me equivoqué. Nunca imaginé esta solead, esta tristeza, este encierro.
La gente del pueblo tardó unos meses en darme por muerto. Cuando saquearon el castillo no pude hacer nada. El espejo me mostró cómo cada sala, cada habitación, cada rincón era destruido. Alguien intentó subir a la torre, pero se detuvo a medio camino. ¿Habrá escuchado mi llanto?
Nadie volvió a pisar el castillo desde entonces. En esa época el mundo conocía mi nombre. Dos generaciones después convirtieron mi historia en un cuento de aparecidos para asustar a los niños. Hoy no me temen, no creen que alguna vez haya existido y desconocen la ubicación de las ruinas que habito.
Cada cierto tiempo lo veo a él en el espejo. Creo que me oye, pero me ignora. ¿Ya no me recuerda?

***

Anoche el espejo me mostró mi propio rostro. Lo sé, eso hacen los espejos, pero no éste. Se veía tan sorprendido como yo.
Hoy lo volví a ver y me animé a hablarle. Me devolvió el saludo. Me habló de un culto antiguo que lo tiene encerrado en una abadía abandonada y lo venera como a un dios. Me contó, también, que le dieron un artefacto en el que puede ver cualquier lugar y tiempo, pero no se había atrevido a usarlo hasta ayer.
¿Desde cuándo está encarcelado? No lo recuerda. ¿Quién es? No lo sabe. Un hombre de baja estatura entró a su prisión y lo felicitó por haberse encontrado.

***

Volví a ver mi rostro en el espejo. Me miró asustado, me dijo que mi presente no era el suyo y que los dioses no estaban de nuestra parte.

***

Creo haber entendido la situación: un culto antiguo me está buscando con mi propia ayuda en otro tiempo. Algún día me van a encontrar para volver a encerrarme y obligarme a buscarme. ¿Cuál es el fin de este extraño ciclo? ¿Él lo sabía cuando me regaló el futuro? ¿Forma parte del culto? ¿Fue una herramienta? ¿Se trata de destino o de azar?
De momento, mi único contacto con el exterior sigue siendo el espejo. La eternidad es mía. Continúo aguardando en la última torre que permanece en pie.

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3 Comentarios

• 

  Princesadeesmeralda

  holi Adriel:
  me dio tristeza el leer tu escrito
  quizás me equivoque pero bueno mi querido amigo
  ya nos contactaremos y sabrás quien soy.
  
  besos y bendiciones.

  10/06/16 06:06

• 

  Adriel

  No es muy alegre que digamos. Gracias por leerme.
  ¿Te conozco?

  10/06/16 09:06

• 

  Mejorana

  Sí que sabes quien es la princesa de Esmeralda, Adriel.
  ¿Quieres que te lo diga en secreto?
  Un abrazo.
  Estoy aquí por si me necesitas.
  

  11/06/16 11:06