Amar es Gerundio
Recuerdo que una vez me robaron los latidos, tenían sentido. Hallo en mi memoria los versos que no llegué a publicar y que yacen en la luna que tantas noches captó mis miradas. Llevó grabados te quiero en los oídos, y puestas de sol en las retinas. A veces despierto sobresaltado, y el silencio cuyo ruido es el más fuerte, me recuerda que hace tiempo que no coso nombres en mi pecho. Tantos candados cuyas llaves se arrojaron en vano a las corrientes del olvido
tanto cariño deletreado y tan pocas historias terminadas. Tan excesivo el alcohol y el licor rojo casi obsoleto. ¡Cuántos tortazos y qué pocas caricias! Hace tiempo que esto dejo de ser. Ahora hablan de él como algo simple, fácil de encontrar. ¿Cómo explicarte cuánto lo anhelo? Se puede ser as de corazones y tener vacío el propio. Se puede recibir calor y añorar una chimenea. Puedes abrigarte y sentirte desnudo. Puedes recorrer mil portales y sentir que siempre estás en el mismo lugar. Puedes tener un vaso, medio lleno de emociones y medio vacío de esperanza. Conocer princesas que son ranas a medianoche. Le escribo cartas al destino y en mi buzón sigue sólo mi nombre. La noche me ofrece una excusa y el día me devuelve un motivo. Creo que voy a descambiar ese par de sueños que me regalaron por Navidad, uno me queda grande y en el otro siempre llueve, a cambio me llevaré una realidad color rojo a medida. Empiezo a pensar que amar es gerundio: No hay tiempo, persona, ni modo de conjugarlo.
