De Madrugada
Cómo hablarte de algo que me mantiene vivo mientras me acerca frenéticamente a mi muerte, que mira con desdén a un trozo de papel que se queda ridículamente corto para medir algo intangible. Ciudades que cayeron a su paso mientras otras emergían de su eterna paciencia. Infancias que son una tortura, por bellas, por lejanas, por resultar demasiado ligeras en una travesía que ahora parece un espejismo, un desenlace inacabado, un flash-back que se aloja en cada fotograma. Cómo sentir apego hacia algo que crea tristeza, que madura odios, que derrumba lo que más queremos para traernos nuevos latidos. Cómo describirte algo que sólo delata nuestro rostro quebrado, que se detiene en los espejos, en las cicatrices. Cómo mostrarte algo que va en nosotros mismos, que da impulso a esta carrera que a veces es la vida. Todo para poder mirar atrás y ser consciente de su existencia y, asombrado, entretenerte un poco más en intentar encerrarlo en unas letras de madrugada.
