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Desde Fuera

Son seres extraños, caminan por sus ciudades, llenos de inquietudes, la mayoría triviales. Ensalzan unos valores y principios que ellos mismos crearon algún día, y a partir de ahí se dedicaron a pisotearlos. Se llaman amigos entre ellos, se abrazan y luego se escupen a la espalda, tienen una sonrisa en la cara y un puñal en las manos. Su sociedad está marcada por el poder económico que poseen, y no necesariamente los más ricos son las mejores personas, es más, los que nadan entre billetes, normalmente acaban por sucumbir y practicar un comportamiento despreciable. Las diferencias en su sociedad son abismales, los políticos que les representan y que supuestamente son los guías de sus ciudadanos, son los primeros en hacer que la vida de estos sea una odisea. Unos viven holgadamente y otros se preguntan cómo vivir.
Durante toda su historia, han recurrido a la violencia en lugar de a la palabra, han iniciado guerras en las que un perdedor se creía ganador, y en la que los inocentes miraban al cielo pidiendo paz a un Dios. Religiones ancestrales, que son respetables, pero no muchas veces los responsables de predicar la palabra, muchos, son pastores que tratan de esquilar más de la cuenta a su rebaño. Puede que Dios sea el camino, pero ellos son las piedras. Una religión no debe desprender hipocresía.
Luchan por ser famosos, pisando cabezas si puede ser, quieren el coche más rápido para ir más despacio. Persiguen la fama y darían a su madre por alcanzarla. Hay niños que comen toda su vida usando cubertería de plata y otros que luchan por ver la luz del sol, cuyo precio ha sido encarecido por el egocentrismo de las sociedades desarrolladas.
Presumen de una justicia basada en la injusticia. Son seres extraños, hablan de solidaridad y no mastican la comida, la engullen, pensando que se la van a arrebatar.
Todos dicen anhelar el amor, pero acaban por gritarle, por patearle hasta hacerle odio. Hablan de algo llamado esperanza y optimismo, pero en muchas ocasiones, esto supone un lastre que les arrastra a la locura. Les sobra humor y les falta coherencia, no analizan su mundo, simplemente dejan que éste les distraiga, y es que la ignorancia es realmente su enfermedad más grave.
Son curiosos estos seres que se hacen llamar humanos, su existencia se basa en una espiral de autodestrucción: Crean algo, lo adoran y acaban por deteriorarlo hasta destruirlo. Y van camino de que este proceso les alcance a ellos mismos.
Adrielegance03 de enero de 2013

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