Memorias Perdidas
Recuerdos que ya parecen de otras pieles, como si la actual fuera el resultado de una mudanza forzada por un invierno impuntual, o de un verano agotador, quién sabe. Precipicios que se perciben apetecibles, donde una caída libre es la forma más rápida de volver a subir. Reminiscencias de soles que parecían más cálidos que los de ahora, más generosos en la belleza del atardecer, más oportunos en noches afiladas. Neuronas con averías que esbozan rostros difusos, a los que uno no acierta a bautizar, si es que algún día existieron, o simplemente son recortes acumulados de una multitud que pasó sin pena ni gloria por una carretera de sentido único. Princesas que pierden zapatos a medianoche, zapatos que no encajan, que desgastan las aceras, que son un recuerdo efímero y frágil con un dueño que no quiso serlo. Tipos duros que juegan a serlo, cuya intimidación es la exhalación de humo y el sudor que quiebra en una frente palpitante, quién sabe si de ira o vergüenza. Palabras melifluas que son un insulto a la razón, pues nadie regala verdades cuando el reloj no es capaz de situar las horas. Despertares ambiguos, de precisión negligente, con sed de recuperar el sentido común, para poder volverlo a perder.
