Ranas y Princesas
Cuando caían las primeras hojas del otoño, cuando un día más se agotaba
fue entonces, en un instante fugaz, en un capricho del destino. Un giro de cuello, el cruce de una acera a otra, el frío del césped, el brillo de unos ojos
cuando crees que la vida juega a hacerte esperar, encuentras un oasis en el desierto de la incertidumbre. Cuando eres un niño, la luna te susurra cuentos de ranas y princesas, y son tan reales como el respirar
dime, ¿cuántas rosas has olido? Qué bellas son y cuántas espinas pueden llevar
y si las primaveras florecen, tu sonrisa fue un pétalo que iluminó las lágrimas que dejó el invierno. ¿Qué fue? Un latido, un suspiro, un espejismo
qué bello es el primer beso de unos labios nuevos, bajo la tenue luz de una farola en Madrid, con el canto del silencio, con la melodía de unas sonrisas caprichosas. ¿Qué imaginaste? Un final feliz como el de los cuentos, una noche estrellada de otoño, bajo el refugio de tu voz, con el calor de mis manos sobre tus mejillas
y una mañana, el sol golpea en tus pestañas, y te das cuenta de que todo ha sido un dulce beso de princesa, o de rana ¿quién sabe? sólo sé que fue un efímero suspiro entre tú y yo, entre tu boca y la mía, entre lo que pudo ser y lo que fue
