despedida decision sentimientos recuerdos pasado futuro

Sólo Ida, por Favor

Era hora de marcharse, aquella habitación no podía retenerme más. Las manecillas del reloj no iban a tomarse un descanso y ya metían prisa a mis escurridizos pensamientos que no hacían más que posarse en cada rincón. Esos cristales de la ventana, empañados invierno tras invierno, en los cuales uno podía esbozar cada ilusión de la infancia, cada silueta furtiva que escapa a ojos ajenos. Ese espejo que narró con sutileza el paso de unas mejillas suaves y sonrojadas a unos pómulos ásperos y una faz en la que las arrugas comenzaban a asentarse con decisión. Puede que aquellas cuatro paredes hubieran sido las mejores confidentes conocidas jamás, nunca devolvieron un reproche, ni siquiera brindaron un ceño fruncido ante las acometidas de unos nudillos furiosos. Cuando la melancolía me dio un respiro me dirigí hacia la puerta, giré el pomo y entonces creí que sería suficiente,pero el olor de aquella prenda de algodón color beige llegó hasta mí. No pude hacer otra cosa, sino cogerla y estrecharla contra mi torso, el aroma de toda una vida trepó hasta mi nariz y el resto de mi cuerpo se impregnó de tan dulce sensación. Logré salir de allí, probablemente más de mi mitad yació atada a aquella vivienda. El crepúsculo comenzaba a apagar el sendero que conducía hasta las vías del tren. Los últimos rayos del sol teñían las copas de los árboles con tonos naranjas que parecían prender las hojas. Quizás una mirada atrás hubiera resultado cortés, pero poco podía hallar tras mi sombra, en ese momento los pasos sólo tenían una dirección posible. En la estación todo olía distinto, todo sabía a lejanía, el aire se percibía mucho más cargado, o tal vez el estrés se apoderó de mí. En cualquier caso, la llegada del tren se retardó tan solo unos minutos, por lo que no tuve opción de recargar en mayor medida mis sensaciones. Llegó la hora de subir, hacia dónde, hasta cuándo esa decisión ya fue tomada en el momento en el que compré el billete. Ahora únicamente se trataba de afrontar aquel sólo ida, por favor