TusTextos

La Historia de mi Vida

24, Septiembre de 1895. 22:08 hs.


Recordatorio del día:



Perfecto, sin lugar a dudas. Pasé todo el día con mi vida, él. Samuel Evans Dëfiod. El amor de mi vida.. Simplemente caminamos tódo el mísero día, hablando de esas cosas inútiles que a nadie le importan.. Me dijo que me amaba, se arrodilló frente mi y.. "Sharon Rise, prometo.. no no.. JURO que te amaré por toda la eternidad, te protegeré y jamás, jamás te dejaré caer. Quieres ser mi esposa?". Morí y fui al cielo. Lo dijo tan, tímido, con miedo, como si yo no aceptara dicha propuesta. A partir de ahora "Futura señora de Dëfriod". Lo besé tan fuertemente que creo que casi muere asfixiado.

En cuanto le conté a mi madre se emocionó como una loca. Mi padre, obviamente ya sabía. Sam le pidió mi mano secretamente. Tengo que admitir que mi padre recibió una muy desagradable mirada por mi parte en la cena. Pero no puedo odiarlo por no advertirme. Amo las sorpresas, sobre todo si involucran a Sam.

Mi vida está casi completa ahora, solo me faltan un par de objetivos que cumplir.. Pero, más que nada, ansío la boda. Luego tendremos unos hijos hermosos, una niña, y un niño que cuide a su hermana claro. Serán los niños más consentidos y hermosos del mundo.

Sam dijo que mañana pasará a buscarme por la mañna, para ir a almorzar juntos. Mi padre, tan terco como siempre. Sigue protegiéndome. ¿Cuándo entenderá que ya tengo 20 años? Quiero viajar con Sam. Ver todo el mundo. Una vida de aventura juntos... Seguiré soñando y me atenderé a lo que ya tengo, que de por sí es más que suficiente, más de lo que esperaba.

Me despido.

"Si, acepto".



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* Mi antiguo diario.. está tan gastado por los años que parece Biblia.

Esta página.. La página que cuidaré con mi vida. La página del día que cambió mi vida por completo. Bueno, ese fue el primer día que cambió mi vida.

14 días después, lo sé por que mi diario termina ahí. El día que dejé de escribir. El día cuya noche jamás apareció.

El dia de mi nuevo comienzo.

Samuel me había acompañado hasta mi casa. Se despidió con un beso y yo entré sonriendo a mi habitación. Ignorando a mi padre y a mi madre, sobretodo a mi padre.

Me cambié, me puse ese camisón horrendo que se usaba en ese entonces, solté mi pelo y lo cepillé. Ahí fué cuando me di cuenta que algo andaba mal. Un viento horrendo empezó a entrar por la habitación así me dediqué a mirar por última vez aquel hombre que ahora me pertenecía y yo a él antes de cerrar la ventana. Pero no me había percatado que ya estaba cerrada cuando entré a la habitación. Me dirijí a mi cama, y me acosté a leer a la luz de la única vela que alumbraba mi cuarto. Silencio absoluto ya a esas horas de la noche.

Luego, totalmente hundida en mi lectura, algo frío cubrió mi boca. Asustada, sorprendida pero más que nada asustada, miré al hombre que estaba sentado a mi lado, cubriendo mi boca con su mano. -"No grites, por favor."- Exclamó el con una voz suave y muy agradable. Era.. muy hermoso. No mentiré. Castaño, con unos hoyuelos perfectos y ojos azules. Unos tremendos ojos para envidiar. Me perdí en ellos, como estúpida. Me soltó lentamente mientras un estremecimiento recorría mi piel. No gritaría, no me salía la voz con tremendo susto.

-"Hola Sharon"- El volvió a hablra con una voz que helaba la sangre.

-"Có.. Cómo sabes.."- No pude ni terminar la pregunta "cómo sabes mi nombre?" fué tan dificil decirlo que simplemente me quedé callada mirándolo con tanto miedo.

-"Te he estado observando"- Dijo con una sonrisa amigable y muy seductora en su rostro. No dije nada.

El miedo me hizo debil.

Tomó mi rostro acariciándolo suavemente mirándome directo y fijamente a los ojos.. Que perdida estaba, tan jodidamente perdida. Lo demás.. ya no recuerdo. Dolor. Solo eso sigue.

Cuando desperté, estaba en un bosque. Lo reconocí de inmediato. Había ido con Sam en días anteriores para hacer picnics y ese estilo de cosas. Con mi vestido manchado en rojo sangre corri a la casa. Esa fue la noche más oscura de mi vida.. Nadie se había percatado que yo no estaba ahí.. Y me sentía diferente. De pronto, mirando a mis padres durmiendo por la ventana, una sensación rara empezó a quemar mi garganta. Como cuando quieres agua y no hay. Yo sabía lo que quería, me estaba llamando. Y no era agua precisamente. Quería su sangre. La de mi propio padre, la de mi madre. No. No podía permitirme eso. Jamás.

Corrí, lo más rápido que pude. Pero tuve un error. No pude evitar detenerme en la casa de el. La casa del hombre de mi vida. Lo observé dormir a través de la ventana hasta que mi "sed" me lo permitió. Le dejé una flor, una simple margarita de su propio jardín en el marco de la ventana. Y luego, huí, presa de mis instintos.

Durante años, me alimenté de "basuras sociales". Esa gente que yo consideraba basura. Entre ellos, el comisario Tom. Era un corrupto, no merecía vivir. Y otros. Inocentes unos cuantos..

Jamás lo olvidé a él. Lo visité, todas las noches en las que mi sed me lo permitía. Iba y le dejaba una margarita en su ventana. Que patética, lo se. Pero era mi forma de decirle que aún lo amaba. Aunque en los diarios salía "Joven desaparecida. Se ofrece recompensa". Entre muchos otros.. Me buscaban, pero no podía aparecer..

Le dejaba esa flor, pero no podía esperar al amanecer para verlo cuando la recogía de su ventana.. Pasaba algo con la luz del sol. Tengo una marca, en mi muñeca. Quise ver que era lo que sucedía y.. Bueno, para que hablar. Tengo una muñequera que lo oculta.

En cuanto tuve suficiente conocimiento sobre el individuo en el que me convertí, quise ir a por el bastardo que me convirtió en esto. EL que acabó con mi vida y arruinó mis planes. El que.. me alejó de mi Sami.

Lo encontré, y , no fue nada facil. Lo asesiné de la forma más violenta. Le hice mirar directo al sol. "No te metas con una novia histérica". Jamás se lo habían dicho según parece. Ahora lo descubrió por si mismo.

Ya saciada, pasando los años, me di cuenta que Sam envejecía. Conoció a alguien pero ignoraba mis celos cuando me daba cuenta una y otra vez que el jamás se quitó nuestro anillo. Yo tenía el mío. El me amaba. Aún me amaba.

Lo seguí visitando todas las noches. Vi cómo envejecía y me imaginé a su lado, arrugada y con hijos dando vueltas por toda la casa.

Luego el tuvo sus propios hijos, dejé mis celos de lado nuevamente al verlo feliz. "Fortaleza". Eso me decía el que yo tenía y le preste. Ja. Maldito terco, siempre me saca sonrisas.

Llegó a una edad en la que su cuerpo no resistió más, sentado en su silla, frente a la ventana.. Esa noche, no le dejé una margarita. Se la di en persona. Cara a cara. Le dediqué una sonrisa y el acarició mi rostro.

-"Sasha, mi vida, mi amor"- Sus ultimas palabras. Una margarita sobre su pecho, un beso de mi parte en su mejilla. Su lecho de muerte. Y la muerte de mi corazón. El se lo llevó consigo.

Espero, deseo, que alguna vez lo vuelva a ver.

Es mi último deseo.



"Je T'aime" ♥
Afrodita030403 de febrero de 2011

2 Comentarios

  • Serge

    Afrodita:
    Amiga que gusto verte otra vez por aquí.
    La historia de ese diario es muy triste y yo sé que la protagonista lo verá de nuevo eso es seguro.

    Serge.

    03/02/11 05:02

  • Afrodita0304

    Amigo gato!:
    enorme alegria la que me invade al saber que te pasas por mis escritos aunque la frecuencia haya disminuido.
    te observo desde el olimpo, no lo olvides.

    Aunque falte mucho tiempo, ambos se encontraran en el fade, amigo gato. eso es seguro

    09/02/11 06:02

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