Tú, yo, cualquiera. Cada naranja en el suelo, cada jazmín en mi boca y cada rayo de sol por la noche mientras duermo. Las notas, los notas, los borrachos, vivir y pensar que soy libre, caer desde el cielo sobre espuma. Ver el mar, oler las olas, ver la brisa y las sonrisas y lágrimas de tinta en cualquier Luna de Córdoba. La música con alma y los escritores malditos. Los que dicen lo que deben, los que dicen lo que quieren y las palabrotas. Un porro, dos, volar, Jamaica y arena blanca. Una peli con el Bro y pensar en tu boca hasta las tantas. Las pipas y las litronas, el parque, la fuente, las palmeras, los niños y las abuelas, las montañitas, las canchas, los perros, el viento, la lluvia y nuestro escondite. El último beso que te di, el próximo, nuestras manos y aquella mañana, aquella tarde, aquel parque, aquel sitio... Aquellos tiempos y estos, lo que fue, lo que era, lo que será. Los amigos de siempre, los de nunca, los idiotas, los chistes del trenzas, las conversaciones estúpidas en un botellón y dormir en el césped. Pensar bonito y volar, las nubes y mi cielo, la purpurina y los sueños... Dios, si existe, que bendiga mis sueños. Pasear con prisa, con música, fumando y pensando, ver la Mezquita, ver contigo la Mezquita. Viajar, (H)asturias, Galicia, Burgos, Madrid, La Rioja, París. El balcón y los bancos verdes, el arenal, los ministerios, los pubs asquerosos y los chupitos. Saltar, gritar y gritar. Los que se meten con la policía, los que escupen a la policía, los que odian a la policía. El humor estúpido y el inteligente, los que luchan con pasión y la pasión en la lucha. La sangre del enemigo, el llanto del enemigo y su muerte. La frialdad en la mirada, el odio entre las pestañas. Un cuento sin final, un final triste, cuentos que no cuentan y cuentos tristes. El balón, la hierba, la afición, el gol. La sinceridad y las palabras, el olor del libro del Señor de los Anillos, mi infancia y la guardería. Las tardes en el “Mercacórdoba”, las noches y los primeros tintos, los primeros pasos, los tropiezos. La piscina, la toalla, las sombrillas y el olor a crema. Todo lo que soy y lo que tiene que venir. Tú y la casita de la playa, Yo, rebeldes lágrimas marineras, angelicales sueños de purpurina, ángeles negros y princesas y franceses, diosas, pepinos y pistolas.

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1 Comentarios

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  Alcaraz

  No me canso de leer tus relatos.
  ¡Se puede decir tanto en tan poco!
  Creo que tienes un gran interior.
  Un saludo.
  Alcaraz.

  06/09/11 08:09