Poema de un Aventurero.
En temporada de caza me adentre en el frío y deambulante corazón del amazonas, con cuchillo en mano y cantimplora seca.
Tres brújulas.
Sin temor al hambre, escudriñe de entre fosas, un poco de amor pedante. El péndulo y la montaña presas de la incertidumbre humana.
Verano Indio.
Cuando creí haberte encontrado debajo de un musgo desfallecí envenenado sobre la tierra húmeda y fangosa. Gotas de sudor desprendió mi frente, vertiendo cada una en mi corazón intoxicado.