La Chica Del Pelo Rojo
Nadie creía que su color de pelo fuese natural. Era demasiado rojo, eran tan brillante que parecía recién salido de un anuncio de champú. Algunos se giraban al pasar, hechizados por algo que estaba fuera de su compresión, otros de qudaban parados, contemplándola durante un rato de tiempo indeterminado. Pero ninguno podía explicar con precisión porque lo hacían, que era lo que les atraía de ese modo. Él jamás le oyó hablar. En todo el tiempo que le seguió jamás esguvo presente de un acto de intercambio de palabras, ni si quiera un simple saludo. Es como que todos la conocieran y a la vez fuera una extraña. Se enamoró de ella la primera vez que la vió, caminando elegantemente entre la muchedumbre, con su típica sonrisa pintada en la cara. Desde ese momento supo que su destino estaba sellado a su completa voluntad. Sólo existía ella, lo demás pasó rápidamente a un segundo plano, se le olvidaba comer, dormir. Se convertió en una obsesión, una obsesión que le estaba matando de forma lenta y placentera. Entonces decidió hacer algo, dar el siguiente paso, y no se le ocurrió otra cosa que colarse en casa, no era su pensamiento original, hasta tal punto que ni si quiera comprendía como había llegado ahí. No fue hasta ya estar en el recibidor del piso, cuando su conciencia pareció resurgir y darse cuenta de lo que estabas haciendo, mientas recapitulaba los acontecimientos anteriores. Pero su breve momento de lucidez no duró mucho, ya que ella apareció pasando delante de la chimenea que ardía en medio de la estancia, y de su boca pareció salir un susurro, prácticamente inaudible, recordando al sonido de las llamas cuando lamían la madera. -Te estaba esperando.... Unas manos le envolvieron y una boca lo besó apasionadamente despojándole de sus prendas. A la mañana siguiente lo único que quedaban era brasas en la chimenea, restos todavía incandescentes a punto de apagarse....¿de un rojo demasiado intenso?
