No Recuerdo la Salida

Cuando creí que había salido, una ráfaga de viento me impulsó al fondo de nuevo.
Ahora vuelvo a estancarme, no recuerdo la salida que me llevó a la puerta de embarque.
Aquí dentro todo es oscuro, aquí dentro nunca sale el sol, ni siquiera dispongo de luz para poder ver mejor.
Es lógico no ver más allá, si no hay luz que me guíe el camino por el cual debo llegar para iluminar todo de nuevo y encontrar la felicidad.
Estoy rodeada de cuchillas afiladas que me gritan desesperadas que las utilice de manera inadecuada.
Dicen ser mis amigas, y no les digo yo que no, porque aquí dentro me encuentro sola, perdida, sin esperanza, sin salida, sin nada que sea mejor.
Ellas saben escuchar, aguantan mi dolor, mis llantos, mi pena diaria, aguantan mi desesperación.
No me dicen que no lo haga, ellas están conmigo cada vez que las necesito, no me gritan, no me juzgan, no se ríen, no me apartan y sobre todo no hacen por apartarlas.
Ellas me entienden, ellas me quieren, ellas permanecen conmigo y pongo la mano en el fuego y juro que no me quemo, diciendo que estoy segura que seguirán aquí sin duda.