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Me Da Miedo Pensar que Algún Día No Pudieses Regresar.

Tras un día largo, llego por fin a nuestra casa. Cierro la puerta, me doy la vuelta y puff la casa es tan grande, tan oscura sin ti y aunque tengo el interruptor a unos centímetros de mi mano prefiero estar así con ese reflejo de luz que entra por mi ventanal. Me acerco a mi sofá para prevenir tu llegada, me siento debajo de una de la ventanas me tapo con esa manta que me regalaste y miro tras el cristal a la gente pasar; unos pasan felices en compañía, otros van andando sumergidos en sus pensamientos, como yo estoy sumergida de recuerdos que me dan miedo no volver a repetir. Esa cama tan cálida, tumbados deslizando mi dedo por tu espalda intercambiando miradas, mirando tus ojos verdes. Tan sólo de la felicidad que me proporciona ese recuerdo desciende de mi párpado una lágrima a la misma vez que desciende esa gota de lluvia por el cristal. Sí está lloviendo. Qué miedo me da no que nunca regreses. Miro más allá de la gente intentando encontrar tu silueta y no hay manera de verte, pero ¡què ilusa! nadie puede parecerse a ti. Cruzo mis piernas, apoyo en mis rodillas mis brazos, mi cabeza en ellos y sigo mirando. De repente oigo ruidos a mi espalda tal vez rugidos de los muebles, enciendo el interruptor y desconfiada intento observar la razón de ese ruido pero no encuentro nada ni a nadie, y con un clic vuelvo a apagar la luz. Quizás sean enanos que se alimentan del miedo y les doy vida. Y Vuelvo a darle la espalda a toda la casa porque mi objetivo es encontrarte entre tanta gente o en algún rincón. Respiro, vuelvo a respirar y como tengo mi mejilla apoyada en el poyete de mi ventana se satura de vaho en el cual dibujo corazones. Sigue lloviendo, hay tormenta, el cielo está gris; y la calle parece tan profunda, tan larga, tan infinita. Me fijo en el parquet de la entrada intentando seguir tus últimas huellas cuando saliste por esa puerta, intentando recordar tus movimientos, tus besos de despedida con esa sonrisa. Qué miedo me da no volverlos a tener. ¿Cuánto tiempo ha pasando? Sigo oyendo ruidos, por dios me voy a volver loca… Me centro en las gotas del cristal como van bajando como cae uno detrás de la otra, como se deslizan incluso algunas parecen dibujar cosas… Puff regresa pronto. Vuelvo a oír ruidos, ¡espera esta vez son llaves! Y mi corazón se dispara, es él. Se oye el rugido de la puerta y detrás de ese rugido una voz que me dice “cariño ya estoy en casa”. Y cómo si la vida pendiera de ello, me levanté como una bala; y cómo si nunca le hubiese abrazado, como si esta mañana no me hubiese despedido de él; me lanzo a sus brazos le beso profundamente y aunque su intención es encender las luces no le dejo ya que las mejores cosas se hacen con el reflejo de la luna que entra, como ya dije, por mi ventana.

El amor cuando es verdadero, intencionadamente o no, es así de dependiente, dependiente: de él, de su querer, o de su existencia; pero yo volvería a esperar su llegada un día tras otro, en el mismo sitio o de la misma manera… nunca me arrepentiría, porque así cuando llega es cuando completamente se es feliz.
Albi28 de abril de 2012

2 Comentarios

  • Davidlg

    Sentir miedo es normal; sin embargo, se vuelve dañino cuando es irracional. Algún día el se irá, pero también tú puedes irte antes que él. Vive libre y por el tiempo que estén juntos sean felices; deja que el miedo sirva a alguien más.

    Un abrazo sincero y afectuoso! =)


    http://www.youtube.com/watch?v=0NKLjYY6JGw

    28/04/12 11:04

  • Albi

    En verdad, me hago dependiente de su querer y esa pequeña realidad la transformo en una historia más exagerada! =) Digamos que me da como imaginación! jajaja.

    gracias por el video, es precioso de mi gusto por cierto!
    un abrazo a ti también david! =)

    29/04/12 11:04

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