Los rinocerontes siguen asentando los medanos, y la sabana sigue fresca.
Despierto y la almohada otra ves encendió su capricho, la sangre casi un vino, reposa en la copa dormida, y los tenores encendidos de la calle, no callan en mi presencia, batido absurdo y preguntas a las esencias, respuestas insegurazas desde un medio encandilado, no se miran los reflejos solo se suponen las condiciones.
Extravagancia y franqueza en la ebriedad, solo un estado donde reposan las sorpresas. La posibilidad sigue siendo, mas allá de las sustancias que se prefieren ir enriqueciendo.
Sin anillos ni collares, las cadenas no poseen valor mas alla de los estados laterales.
Evidencia de los destinos, paz y miedo, ante cualquier posible indicio de contradicciones en el camino.
Retroceder no es más que un método, y proseguir un criterio adjunto, cuando los duendes son necesarios, los unicornios son inevitables, innegables.
Falacias inefables, y compromisos de saber errante, cada segundo y su importancia, los pasares, todo es parte de una sola inconstancia, preferir es un buen método, ante las dudas y el eco, sistema de todas formas, nada esta acabado y su evolución es inevitable. No congelarían.

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