La lluvia había humedecido lo suficiente la tierra como para que el agua llegara hasta lo más profundo de la tierra, las putrefactas tablas que componían el ataúd dejaron pasar algunas gotas que terminaron por despertarlo.
Aun aturdido pudo distinguir algunos leves crujidos a su lado y aunque por un momento pensó en no hacerlo termino por preguntar, ¿Quién eres tú, la que se queja? Dime y tal vez te pueda ayudar…
¡Pues escúchame tú! El que pregunta - ¿Cómo no voy a estar triste si este día e muerto? Y e muerto segada por el peor de los males.
Dime, ¿cual es el mal del que hablas?
Tu el que preguntas sabed pues que dicho mal es el amor…. El que provoca heridas incurables.
¿El amor?- Era lógico que el no supiera nada del amor, sus padres le enseñaron de respeto, de orgullo, de perdón, de humildad, sus maestros le enseñaron de guerras y del odio que estas producen pero jamás en su vida había escuchado hablar del amor.
Recordó una maestra hablarle del amor y que este llevaba al sexo, pero recordó también que el sexo es solo una trampa de la naturaleza para asegurar la supervivencia de la especie, definitivamente ese no podía ser el amor.
¿Y que es el amor? – Se decidió por fin a preguntar-.
El amor es la más hermosa de las emociones y la más peligrosa, solo ella te da felicidad y tristeza, solo ella provoca heridas en el alma.
-Dime, tú la que se queja podrías acaso tu darme amor.
¿Porque? Por que habría yo de darte amor si no te lo has ganado.
-¿Podrías entonces tu?, la que se queja, ¿contarme como es que el amor te arranco la vida?
En el mundo existe medicina para curar la mayor parte de las enfermedades, y las que no se pueden curar al menos se tratan, pero yo, era atormentada por una enfermedad sin cura una enfermedad que cada día me arrancaba mas el alma.
-¿Te sanaste?
No, mi alma ya estaba muy herida.
-¿Y que paso?
Encontré una medicina la más eficiente contra cualquier dolor o herida en el alma, una medicina cuyo nombre jamás olvidare.
-¿Cual es su nombre?
Todo estuvo en silencio por un largo momento entonces una voz casi susurrante respondió…….. VENENO.
