Me cuestiono del devenir de los días, la mirada estable de la gárgola, el incierto soplo de los extintos prójimos.
Por consiguiente, la objetividad no es más que un vocablo glutinoso que recorre mi espina dorsal indagando fosforescencias.
Y que así sea por mucho tiempo. La objetividad no es más que la excusa de la indolencia.
Las palabras elegidas por ti cuentan más de lo que parece.
Un saludo.