TusTextos

Coma

Te fuiste. Encendí un pequeño fuego que poco a poco calentó esa habitación tan fría. Entonces comenzaron aquellas noches de delirio en las que era capaz de sentir el dolor artísticamente inofensivo de mil cristales rajando mi piel, cuando las luces de bohemia alumbraban el camino ayudándome a no perder el norte, pero no tanto como para corromper el velo mágico de la noche. La inspiración era mi perro de caza, el cual ladraba sin cesar, aunque en muchas ocasiones no supiera interpretar sus señales. Era como estar en un idílico coma profundo del que nunca querría salir, escuchando en repetición una banda sonora electrónica, que sin palabras hacía a sus notas sintéticas guiarme como las manos de un intérprete para sordos. Pero no olvido que cuando todo parecía intentar acabar conmigo, me enseñaste a luchar contra mis demonios, a dejar de ser solo un observador y pasar a primer plano, me hiciste ver que puedo ser capaz de
sobrevivir en coma mientras escucho sus gritos, mientras aguanto las lágrimas y mantengo la insípida expresión facial en el asiento del copiloto, o mientras camino por la calle, observando, como siempre, pero esta vez, sabiendo quién soy, y quién quiero ser. Te lo debo a ti. En silencio, en coma, pero viviendo. La música, el incienso de nuestra boda, la imaginación, nuestro cohete a la Luna. Me sentía agotado, sediento, atrapado en un desierto, y fuiste el oasis en el que recobré la esperanza, un estanque de agua limpia, que perdonó todos mis pecados, pero detecté a tiempo tu ansia por crear una adicción dañina en mí, y aprendí por mí mismo a disparar con las armas más poderosas que podría emplear en mi aventura por las dramáticas páginas de tu libro. La música, mi arco, la imaginación, mis flechas. Todo estará bien durmiendo, en coma, aunque por supuesto, preferiría dormir contigo.
Allvertgarner08 de julio de 2015

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