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Y Ahí Estaba Ella (cambio de Planes)

"La mente humana es un laberinto, mientras más busques salida, más te adentras en ella."

El año estaba por terminar, y era el primero que no pasaría con mi familia, en realidad no me importaba, ya que los últimos dos que había pasado con ellos solamente me cuestionaban sobre mi trabajo y como era costumbre de ellos, me cobraron hasta el aire inspirado.

Esta vez sería diferente, haríamos cena en nuestro hogar, y una vez terminada la cena saldríamos a caminar al parque para esperar los fuegos artificiales que ilegalmente llegaban al vecindario.

-Bueno, solo falta comprar las patatas para el puré y un buen vino, lo cual
No puede faltar.- Dijo Anna

Todo tenía que ser perfecto, era nuestra primera festividad juntos, y en mi opinión la más importante, el final e inicio de un año.

El teléfono sonaba a lo lejos pero cada vez se hacía más fuerte, comenzaba a sonar como desquiciado, eran las 4:00 am y no tenía intenciones de contestarlo, solamente esperaría que dejara de hacer ruido,...

-Diga- Dijo Anna en un susurro

Inmediatamente al levantar la bocina puso su mano en mi pecho, y la sentí pesada como nunca antes, era evidente que algo andaba mal, mientras ella hablaba me incorpore en la cama solo para ver como las lágrimas corrían por sus mejillas.

-Mi padre,.... mi padre falleció,...- Explico Anna

Yo no lo había conocido, pero como si lo conociera, siempre me platicaba mucho de el, era músico y se la pasaba viajando por el mundo, y era bien conocido que no se preocupaba por su salud, el había fallecido de un infarto masivo faltando dos días para que terminase el año, y como era visto los planes habían cambiado.

Ya no habíamos podido dormir después de haber recibido la noticia, y no era para menos, era tan torpe en esas situaciones que solo me limitaba a abrazarle y prepararle el café,... cargado con dos de azúcar y leche tibia, me lo había tatuado en la cabeza, consideraba que era de los detalles pequeños más importantes.

Nuestro día había comenzado desde temprano, y con una noticia que jamás hubiéramos pensado, yo me reporte enfermo al trabajo y ella había avisado que no ira debido a que saldríamos de inmediato de la ciudad para ir al velorio de su padre.

A diferencia de nuestras vacaciones su mirada ya no tenía brillo, y su mirada estaba clavada en la nada, hacía tiempo que no hablaba con su padre, y no podía dejar de pensar todas aquellas cosas que no le había contado, instintivamente le di un abrazo para después tomar su mano y encaminarnos para abordar.

Era una escena surrealista estar en el velorio del Sr. Vincent Collingwood, era la primera vez que me encontraba la familia de Anna, y no era como lo hubiese imaginado jamás.

La muerte de un familiar no es agradable, pero la muerte inesperada era peor, había un ambiente denso, se podía sentir la tristeza de toda una familia y como era evidente la más afectada era la Sra. Reneé Collingwood, hacia un mes se había despedido de su esposo, con la esperanza de volverlo a ver festejar sus 25 años de matrimonio, pero la vida tenía otros planes.

-Es un placer conocerlo Dr. White, lamento que sea en estas circunstancias, estoy segura que Vincent y usted se hubiesen llevado bien. Dijo la Sra. Collingwood
-Lamento mucho su perdida, nos ha tomado por sorpresa,… como a todos me imagino.

Mi respuesta fue tan torpe que Reneé Collingwood solamente sonrió y continuo conversando con Anna.

La casa de Vincent y Reneé Collingwood era enorme, comparada con el departamento que compartíamos, esta tenia plantas, y 4 habitaciones, un gran comedor con una mesa larga, y un jardín verde con una especie de sala techada justo al centro de este, nos quedaríamos hospedados mínimo una semana y recibiríamos el año con la familia de Anna.

La temperatura en la habitación de huéspedes parecía que con cada minuto que pasaba disminuía más, las largas cortinas entre dejaban ver la luz de las lámparas del jardín y no había ni un ruido, más que el de la vieja madera crujir por el frio.

La rutina en la casa de los Collingwood era como la de cualquier otra casa, aunque a una velocidad menor, no había prisas por tener que ir a trabajar, ni había que jugar al escondite con las llaves de la casa o tener que ir a pelear un asiento del tren, no había prisas.

Era el último día del año, y las cosas parecían tranquilas, la serenidad de la Sra. Reneé era increíble, hacia solo un día había cremado a su esposo y ahora tenía que esperar de dos a tres días más para tenerlas en casa, y por ultimo cumplir con el último deseo de su esposo, quería que sus cenizas descansaran debajo del álamo en el jardín, este era un árbol imponente, y había estado más años en ese terreno que la misma casa.

-Adelante Dr. White, pase a desayunar.- Dijo la Sra. Collingwood
-Dígame Ronald, y llámeme de usted, es demasiada formalidad que me diga doctor.-Conteste
-Muy bien Ronald, y dime como pasaron la noche.- Dijo ella con una sonrisa.

-Es bastante callado, a decir verdad a diferencia del barullo de la ciudad, pero si descansamos, aunque Anna sigue dormida.- Conteste.

Era más que obvio el hecho de que Anna siguiera durmiendo, había llorado casi toda la noche, y se había quedado dormida en mis brazos hasta entrada la noche, no había querido despertarla.
Alverey21 de junio de 2014

1 Comentarios

  • Polaris

    Te sigo.

    Pol.

    22/06/14 08:06

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