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Un Caballo Enjaulado



Vivo en el barrio más seguro de todo La Plata.
Ayer entraron a afanar en la casa de la esquina. Se supone que alguien entro o intento forzar la puerta. Sonó la alarma y mi odio por ese ruido inútil que se activa con cualquier cosa me impidió pensar en la inseguridad, me asome a putear a los responsables de la ‘901’ y ahí recordé los perros. Dos caballos peludos muy bocones que nunca te dejan pasar a un metro del alambrado, sus preferidos son los cochecitos de bebes. Y no estaban ladrando ahora.
Ahí fui a la habitación, eran las 12:10 los cachorros dormían encimados, cerré la puerta que en ese instante mordió el reflejo azul intermitente que llegaba de la calle. Me asome y vi la camioneta de la cana y a los cinco minutos se oyó el superescape del Focus del que vive en la esquina.
En casa prendimos todas las luces del fondo y un reflector. Nada. Sonidos de acelere, de rondas por el barrio. Baje el volumen del tele y oi, sobre el techo de casa –laputamadre, se le ocurre bailar la tarantela justo ahora- al maldito gato torturador de ratas que hace tiempo debí haber bajado de un hondazo, cuando era más chico y flaco, pero entonces daba pena. Ahora al gordo lo bajas con un mortero únicamente.
Es su lugar preferido. Desde nuestro techo, a 3,20 mts, el muy feliz debe haber visto todo.
No puedo dejar de mirar por la ventana las sombras nerviosas de todo lo que durante el día era inmóvil, y apenas reconozco el jardín de mi casa.
Hace unos días paseaban grupos de seguridad preguntando por el paradero de López, casa por casa, “dos lucas hay”, en la tele habla Blumberg, en la web leo a Hebe en el página 12. Salgo a que el viento me pegue latigazos en la cara con mi propio pelo y vuelvo a entrar.
Otro día y todavía espero que mi jardín vuelva a ser el mismo, me sentare a esperar con la cara entre las manos. Un rato nada más, unos días talvez, se que me voy a olvidar.
Estoy como temiendo mirar y no ver, o ver y no poder hacer nada, un caballo enjaulado, esa soy yo. Y encima tengo Internet; yo, que hace tanto no me hago las manos –pezuñas- es lógico que nadie comprenda lo que escribo, ya rompí cuatro teclados. Es lo que hay.
Anaem13 de marzo de 2008

4 Comentarios

  • Franco

    que decir???esta bien,no escuches ni veas a blumberg,es muy malo,muy malo...y cuidado con hebe,esta media piruchona,la respeto pero suele decir muchas pavadas

    13/03/08 03:03

  • Shadow

    Tu jardìn es siempre tu jardìn, nadie puede robàrtelo. Perdòname la cita que sigue, pero me parece indispensable:

    "No encerrarèis entre murallas mi pensamiento, pues reside en las estrellas. Ponedme en un palacion o en un establo: lo mismo me da."
    Benito Pèrez Galdòs

    y no se trata de nueva era/yoga/OMMM/o soy feliz porque yo digo que soy feliz.

    Se trata de que sòlo te pueden joder el fìsico. Nada màs. O tal vez matarte. Pero ellos se murieron hace mucho y los muy brutos piensan que siguen vivos.

    La narraciòn en sì es excelente, uno se queda al lado de ella esperando: angustiado.

    (Si necesitas otro teclado avìsame, te lo giro)

    Sorry Franco, èste tambièn saliò largo.

    13/03/08 04:03

  • Shadow

    ANAEM DONDE ANDAS?

    25/03/08 09:03

  • Mejorana

    No le debió de gustar mucho el panorama

    30/03/08 03:03

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