TusTextos

Nacido de una Mentira.

Domingo… linda palabra si uno no espera a la abuela que viene a hacerte la inspección de rutina. No era de los que acostumbraban abusar de la bebida, en realidad nunca pasaba de uno o dos tragos, era uno de los secretos familiares mejor guardados. “Si Christ bebe una o dos copas de más se emborracha y no recuerda ni el nombre”.

“No puede ser tan tarde"… Pensó revolviéndose en las sábanas, sintiendo que la cabeza se le iba a partir en dos. “Un baño y a buscar a la abuela al aeropuerto”.

Vivía solo, así que al diablo, un café fuerte le ayudaría con la resaca. Se levanto maldiciendo cada copa que bebió, maldiciendo a la mujer que lo trajo al mundo. Verla siempre era el detonante para buscar quitarse el mal sabor de boca con alcohol.

Ni siquiera se molesto en ponerse la camisa del pillama, era una de las ventajas de ser un hombre emancipado, a no ser cuando llegaba la abuela a hacer una redada, por supuesto.

Arrastro su miserable existencia a la cocina. El olor a café tuvo que haberlo advertido, pero su cerebro no estaba muy lúcido que digamos. Quedo de una pieza al ver a una señora elegante vestida, con el periódico y un desayuno decente sobre la mesa, la ceja levantada dejaba a las claras que tenía que estar listo para un largo sermón.

-¡Buenos días Christopher Dalton!

La dama en sus setenta y cinco años estaba entera. La espalda recta, el cabello blanco platino que peinaba en un elegante moño y un rostro que demostraba que seguía siendo hermosa.

-¡Buenos días abuela!

-Vuelve a la habitación, toma un baño, vístete decentemente y ven a desayunar.- El tono bajo y tranquilo le advirtió que debía obedecer sin protestar.

En la ducha dejo que el agua caliente le quitara los restos de la borrachera que la presencia de la abuela no le había quitado.

Busco en el vestidor algo decente que ponerse. Cuando salía siempre vestía impecablemente, pero en la casa era una historia muy diferente, un pantalón de algodón y una cómoda camiseta. Ni siquiera por la abuela pensaba cambiar eso.

Antes de enfrentarse con su destino decidió decir sus últimas palabras al causante de al menos uno de los clavos de su ataúd.

Tomo el teléfono y espero.

-¡Hola!- Respondió una voz masculina de barítono que quería pasar por inocente.

-¡Tú!... ¡Gran hijo de puta!- Fue el mejor saludo que se le ocurrió para su querido hermano menor.

Una carcajada termino de hacerlo enfadar.

-Te dije hermanito que me la ibas a pagar… ¿Te encontró con alguna mujer en el departamento?

-Ponerle sal al café es una venganza. Poner fotos de mi trasero desnudo en facebook puedo entenderlo como una retribución. Pero no advertirme que la abuela iba a tomar el vuelo de las siete de la mañana en lugar del de las doce es un intento de asesinato.

Entre carcajadas la voz del teléfono no se escuchaba para nada arrepentida.

-Meter una prostituta en mi habitación de hotel no es precisamente un cariñito, hermano. Ya me había extrañado que te ofrecieras a cuidar de Elena.

Ahora fue a Christopher a quien le toco reírse.

-Tenía que ayudarte hermanito, que mejor regalo de cumpleaños que terminar con el celibato auto-impuesto. ¡Ya sabes! Si no la usas se atrofia.

-¡Vete al diablo!- Con el cariñosa frase Jason dio por terminada la conversación.

Ahora solo le restaba enfrentarse a la dama dragón, como la llamaban desde que eran niños. El dolor de cabeza lo iba a matar.

-¡Bien abuela!- Se sentó resignado, estaba listo para lo peor.- ¡Dispara!

La abuela se puso de pie, con gran tranquilidad le sirvió el café, dos de azúcar, crema. Puso un plato de huevos revueltos y tocino, un par de tostadas.

-¡Come!- Fue la orden mientras se volvía a sentar en una silla en la pequeña mesa, justo en frente del acusado.

Christopher vio la comida sin poder disimular su total horror.

-Tengo el estomago revuelto, abuela… No puedes estar hablando en serio.

-Lo mismo pensé cuando leí este artículo en el periódico. “¿No pueden estar hablando en serio?”

La abuela lo miraba con una mescla de enojo y lástima que lo mataba. Sabía perfectamente lo que ella estaba viendo, un hombre de treinta y tres años, con el cabello café claro revuelto descuidadamente, con ojeras y una cara de muerto recién resucitado.

-Lo que sea de lo que me acuses… soy totalmente inocente. No haberte recogido en el aeropuerto fue cosa de Jason, no me aviso que llegarías más temprano.

El golpe del periódico al caer en su regaso lo hizo callar.

-¡Demonios!

En primera plana: “Uno de los chicos Dalton sigue rompiendo corazones”. Fotografías de Christ demasiado cariñoso con una de las modelos más renombradas en los últimos desfiles de Milán.

-¿Y qué?- Se defendió encogiéndose de hombros- No será la primera vez ni la última, abuela.

-¡Sigue leyendo!- Ordeno la abuela mirándolo fijamente.

Si antes estaba pálido, ahora era del color del papel.

-¡Maldición!…¡ Maldición!

-Maldiciendo no arreglas nada Christopher Dalton… Al parecer esta chica piensa que espera a un pequeño bebe Dalton… ¿Es cierto?

-Yo nunca lo hago sin protección.

-¿Y a noche?

La pregunta quedó dando vueltas en el aire por un rato. Es cierto que había bebido de más, pero recordaba perfectamente que no había pasado de primera base.

-Se justa conmigo… No acostumbro pasarme con las copas…. Lo de anoche fue…

-Lo se hijo… Se que ella estuvo allí… Por eso quise venir antes de lo que tenía planeado, vi lo del periódico hasta que llegué a la ciudad.

Soltó el aire lentamente, no había notado que estaba aguantando la respiración. El voto de confianza de la abuela era más importante de lo que le gustaba admitir.

-¿Qué vas a hacer?- Pregunto la abuela apaciguada.

-¡Nada!... Al menos por el momento.- Hablo Christopher mientras tomaba un trago de café.- Si ella insiste con eso, exijo la prueba de paternidad, luego la demando por difamación. No quiero a la familia envuelta en este tipo de escándalo.

La abuela pareció pensárselo por un momento.

-Antes adviértele las consecuencias. Esa chica no es más que alguien queriendo su minuto de fama.

Christ se limita a asentir con un movimiento de cabeza. El malestar en el estomago había cedido un poco y las tostadas no estaban tan mal.
Anatema18 de noviembre de 2011

4 Comentarios

  • Indigo

    Veremos en que desemboca el minuto de fama que busca la chica. Te aliento a seguir con este proyecto, que te debe traer satisfacciones.
    Saludos amiga.

    18/11/11 04:11

  • Anatema

    Voy a intentar terminarlo... Para ciertas cosas se ocupa disciplina, y ese mi querido amigo, me he dado cuenta, es mi problema... Por lo tanto voy a intentar con un proyecto con un tema que quizás sea más fácil de tratar, ya que tengo planes para una narración más complicada, pero si no puedo con eso, menos con otra cosa… Deséame suerte..

    18/11/11 06:11

  • Asun

    Anatema, este es continuación del de la noche de todos los santos?
    y hay alguno mas?,quizá debías numerarlos, o ponerles algo común que nos lo indicara.
    O puede que sea yo la equivocada y sean independientes.
    En cualquier caso me ha gustado.

    Besos.

    18/11/11 12:11

  • Anatema

    Tengo que ordenarme Asun, de eso no te quepa duda... Lo más importante para mi es que te haya gustado... Mi lucha primera a sido por que lo que escribo sea entendible, sea soportable leerlo... luego voy a trabajar en relatos largos con una trama y un intento de final decente...

    Dejé de escribir durante tantos años... Cualquier habilidad que se tenga, sino se usa, se atrofia, así que intento recuperar el tiempo perdido.

    19/11/11 06:11

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