Mi Balcón, Todo Lo que Uno
Puede Pensar En él.
Hoy que desperté a mis 32 pude recordar lo que fue despertar durante 32 años. Recordé lo que era despertar de niño, energético y temprano para iniciar el día disparado a entretenerme en lo que más emocionado me tuviera en ese día. A veces eran juguetes, muchas otras video juegos y en ocasiones especiales era la ansiedad de salir cuanto antes a alguna aventura familiar. Siempre, al despertar en casa de mis papás me daba esa paz y tranquilidad (que solo descubres que existe en cuanto se abandona el nido) de no tener ninguna preocupación en la vida más que lo que quieres hacer ese día en que despiertas.
De adolescente creía tener un mundo entero de problemas pero no, en realidad ahora a los 32 daría todo por cambiar los problemas de la vida adulta por los del joven. La vida cambia cuando al despertar estás en tu propio hogar, todo tiene fecha de caducidad, para todo hay plazos y para todo hay que estar preparado, o no; si lo que uno prefiere es vivir libre de estrés. Esas son las dos maneras de vivir la adultez: te preparas para todo y te mortificas por todo y gruñes porque todo puede ser un problema o te relajas y dejas que las cosas pasen, y cuando pasen, si es necesario, te preocupas. La paz, solo quiero despertar en paz, consciente de mis obligaciones y responsabilidades, pero en paz.
Hoy que desperté salí al balcón de mi cuarto y me acordé de cuando recién viví solo y solo tenía un cuarto donde apenas cabía y donde compartía el baño con un estudiante universitario, después recordé mi primer departamento con mi cuartito y mi cocinita para después recordar mi departamento de soltero con cuarto de ensayo y vista a la ciudad.
Hoy de mi balcón pensé en todo lo que ha pasado desde aquel día que desperté en casa de mis padres, y me levantaba a desayunar y a tocar guitarra. En mi balcón pienso en lo que cambió y en lo que cambiará cuando despierte a los 42, los 52, los 62
Últimamente cuando veo a gente mayor a mí me pregunto si ellos pensaron estar donde están a la edad en la que se encuentran, hoy me pregunto si pensé estar fuera de mi balcón a los 32 por las mañana y definitivamente nunca y creo que estar en un sitio inesperado es mejor.
