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Diamante 1

La podi ver entre toda esa muchedumbre de gente. Entre todas, ella era la que más destacaba. Su figura lineal presumía de vestido color sangre. Sus ojos verde esmeralda estaban humedecidos en sombra roja, su piel color café,su pelo negro largo y ondulado, sus pómulos rosados por el maquillaje, sus pestañas largas y negras y sus labios definidos por rojo pasión.
Para mí en ese momento no existía nadie,no era consciente de lo que pasaba a mí alrededor, mis oidos y mi mente no funcionaban,no podía quitar la vista de ella.
Sentí algo que nunca antes había sentido en el fondo del pecho. Me daba vergüenza acercarme a ella, pensé que alguien así jamás estaría con alguien como yo,pero me confundí totalmente.
Me atreví a acercarme,solo podía fijarme en sus ojos y en sus labios. Ceci a invitarla a una copa y los dos nos tomamos como cuatro o cinco rondas bien cargadas. No hablabamos, solo bailábamos juntos, yo concentraba mi atención en notar lo que sentían nuestros cuerpos unidos. Mis manos recorrían su piel perfumada con ipnotic empezando desde los muslos, siguiendo su marcada cintura, su pecho y por último su cuello largo.
Notaba como se retorcía de placer en mi mano. Mi corazón tenía un compas muy rápido y muy fuerte, notaba como su respiración se hacía sensual, como iba acompañado de placer.
Sentía toda su energía por mi cuerpo, su boca estaba húmeda por el calor del ambiente, sus rojos labios se notaban aún más.
Bailamos durante horas, apenas sentía mis pies pero me daba igual con tal de estar junto a ella.
Con tal de imaginar compartir nuestros sueños y nuestras metas, compartir nuestros logros e ilusiones ...

Llegada las siete de la mañana, la invite a mi casa. Abrí la puerta de casa y la invite a que pasará ella primero;mientras ella caminaba hacia delante yo la miraba desde atrás pensando en que podría suceder.
Tome la botella de Ginebra del minibar y un par de tónicas. Cuando me fui a dar la vuelta para darle la copa me encontré sus labios a escasos metros de los míos. Podía notar como su piel desprendía más calor de lo normal. Su mano rodeaba la copa junto con la mía y yo sentí un sofoco de calor en mi piel. Aparte la copa con brusquedad y la dejé en el minibar. Mis manos dos veces más grandes que las suyas rodearon su marcada cintura y apreté con firmeza a la vez que sensual. Ella posó su cabeza contra la pared y cerró los ojos suavemente, apretó sus blancos dientes y seguido se mordió el labio superior. Mi respiración era muy continua y mi mente no paraba de imaginarla desnuda contra mi. Mis dedos corrían por su cuello estirado a la vez que ejercía presión dejando en el mis huellas.
Andrea_feel28 de mayo de 2018

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