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Redención

Cuando solíamos ser dos almas jóvenes perdidas en el infinito y tu corazón era un libro abierto me solías decir que harías cualquier cosa para hacerme feliz. Pero mis peores enemigos han movido sus fichas contra sí mismas, contra mi mismo... Y contra ti, con impulsos míos productos de mis celos, mis inseguridades y mis pesadillas, quienes te piden que dejes de perder el tiempo conmigo.
Mientras por otro lado, el títere, te ruega que lo disfrutes, que suplica deleitarte, que juegues con el, rías con el, llores con el, seas feliz con el... Aunque sean 15 horas, 2 días, una semana... Un mes, un año y medio o una eternidad, porqué 2 minutos se sienten como dos eternidades en el cielo, y cada vida a tu lado no es nada más que el placer espiritual más puro que esta alma en pena ha podido sentir en mucho tiempo.
Un alma que se lamenta de sí misma y de sus errores, de no haber controlado a sus miedos y de haberlos puesto ante tu luz... Culpable de haberte asustado y hacerte retroceder en esta relación reciproca... Culpable de no haber sido suficientemente.
Un culpable que tiene miedo a su sentencia, tiene miedo que su sentencia sea de privación de felicidad... Qué te vayas... Ya sea por una semana, un més o una eternidad, una sentencia que terminará sinceramente por arrebatarle lo único bonito que le ha podido suceder en mucho tiempo, que terminará asfixiando al deseo y al sueño más hermoso echo realidad que ha podido tener.
Esperando sentencia, pasa tiempo en su calabozo, donde el tiempo lejos de ella pasan... Si con ella 2 minutos parecen 2 vidas celestiales, sin ella 2 segundos son 2 vidas motonaus y aburridas, pero 2 segundos con ella alterada por tu culpa, son 2 vidas de sufrimiento en un lago de azufre y lava, donde Caronte te transporta agarrado de la piel con sus garras clavadas en tu cuello, donde ni el viejo con traje te sacará del sufrimiento.
Esperando una condena dura, o un milagro divino que arregle las cosas por arte de magia o por arte del amor mismo, la angustia te muerde el cuello lentamente, y los labios también.... Te desnuda, te sometes ante él. Pensando en las mil cosas que pueden pasar, rezando por un milagro que derrita su joven y dulce corazón, mientras el mio se pone triste contemplando la ciudad mientras te vas...
apiadándose de lo inapiadáble, dándole una oportunidad de redención.
Redención, basada en el placer y la felicidad, en disfrutar a contrarreloj el efímero tiempo de existencia juntos en la misma realidad, antes de una explosión de iones en cadena que ni el mismísimo Big Bang podría imitar, una explosión magnifica rapida, dura, intensa, y que vale cada mili segundo.
Una redención basada en la recreación de las promesas dulces de media noche, placenteras, alegres, dulces, divertidas... Todas.
Esperando una oportunidad de redención del divino perdón misericordioso, que me ascienda al cielo en la tierra de tu presencia, de tu sonrisa y tus besos a media noche... De tus eróticos suspiros y tus caprichosos abrazos, de tu confusa vainilla francesa que desprende tu cuello, de las palabras que salen de tu voz más dulce que la hiel, de tu pelo más fino que la seda de Kashmir, esculpida por el mismo Hefesto, cuya decepción es peor que la apertura total de la caja de Pandora.
Una semidiosa, que no es diosa porqué decidió ser humana, imperfecta, libre, individual... Una alma divina a quien le imploro que me permita ser su vasallo, el tiempo que nos quede antes de disolvernos, antes de que mis promesas se vayan contigo, antes que convertirme en un ermitaño de sus propios lamentos. Quién ruega redención, y que su sueño echo realidad no se convierta en pesadilla antes de despertar y ver como ha desaparecido inevitablemente...
Magnificado y santificado sea su grandísimo nombre, denigrado y crucificado por mis pecados, con un millón de velas y esperanzas mías puestas por un amor que tengo miedo que nunca venga... La esperanza me mantiene cuerdo en este calabozo...
Si tu eres la repartidora, no quiero estar fuera del juego.
Si tu eres la doctora, estoy herido y enfermo,
Si tuya es la gloria, de vergüenza son mis recuerdos,
Déjame venerarte a tus pies por una ultima vez, porque tienes carisma...
Me hiciste reír ya en mis peores adversidades y funerales,
Y aunque todo el planeta desapruebe este avasallamiento,
Lo cierto es que debí adorarte desde hace ya más tiempo,
Si el cielo alguna vez me hubiese hablado, tu serías la verdadera profeta,
Un domingo lleno de gemidos, amor, pasión, deseo, lagrimas, errores y arrepentimientos... Una dulce fruta con un pequeño y adictivo veneno.
Pero alfin y al cabo, "Nacimos enfermos y en pecado".
Por favor, oh gran diosa... Concédeme tu ultimo perdón para darte mi redención, venerada desde el dormitorio, donde al único cielo donde seré enviado es cuando estoy a solas y a tu lado...
"Nacimos enfermos y en pecado" pero estoy enamorado... Permíteme a sanar en tí...
Mi amante es la claridad de tu luz, y para mantener a esta diosa aunque sea poco tiempo a mi lado me pides un sacrificio...
Pídeme lo que sea, drenar el mar, darte todo lo brillante, mi carne como plato principal, o el de un mejor y más apuesto semental de tu establo, lo que sea... Estamos hambrientos de fe, y tu luz parece deliciosa, abundante, insaciable...
Donde no importa si soy amante, novio, amigo, rey, tirano, humilde, borracho, niño o comandante cuando tu ritual comienza, cuando no hay inocencia más dulce que nuestro pecado sutil, durante mi demencia y el triste sustento de mi esencia terrenal, solo entonces soy un humano arrepentido... Solo entonces estoy limpio en tí.
Llévame ante tu tribunal, te alabaré como un perro postrado en tu altar, te contaré mis pecados mientras afilas tu cuchillo en mi cuello.
Ofreceme la muerte inmortal, oh piadosa... Déjame darte mi vida...
Andresmb22 de junio de 2020

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