TusTextos

El Circo de Los Espejos. #2 - El Flautista.

Capítulo 2
El flautista

El sol poco a poco inundó sus parpados, se volvió hacia atrás para ver donde estaba y se encontró sorprendida de sentir un gran bulto de paja bajo ella, se paró de inmediato y vio como alguien le había construido una cama para que no lastimase su bella piel, sonrió con dulzura ante tan bonito gesto y miro hacia el cielo, era muy azul, más de lo usual, eso le dio un poco de paz en su corazón y en su propia alma. Tomó una fuerte bocanada de aire y sintió el frescor que recorría por su garganta. Se levantó y notó un pequeño charco de agua con una nota resaltante en papel colorido, se acercó de inmediato y abrió el papel
Tómale con toda confianza, eh dejado también un poco de comida para que puedas satisfacer tu hambre, espero que sean dignos de tan fina dama, mis disculpas que no haya podido quedarme a velar por ti, lo eh hecho solamente unas horas. Provecho, ¡Ah! También eh dejado un poco de ropa para que te puedas cambiar.
Atte. El Arlequín
Una sonrisa se formó en sus labios, una sonrisa de dulzura, ciertamente la ropa y la comida allí estaban como él se lo había descrito. Bebió y comió un poco del dulce pan que habían dejado en una canasta bellamente tejida, cambio sus ropas gastadas por unas más suaves, de seda y algodón y lavó su suave cabello con el agua fresca restante. Pronto emprendió su marcha, pero no había lugar a donde ir, ni sendero, nada más que el gran círculo en el que se hallaba.
Más sin embargo tomó la odisea de caminar entre los sembradíos. Durante varios minutos vagó sin rumbo alguno, pero pronto sus oídos se inundaron de una música muy extraña. Parecía ser de un organillero, corrió lo más rápido que pudo entre los cultivos y abrió los últimos para ver como al filo de una colina se alzaba un imponente circo, de colores llamativos, una carpa puntiaguda e inundado de música de carnaval. Tenía dibujos de muchas lunas y soles por doquier
—¡¡Holaaa!!
Gritó fuertemente pero nadie respondió a su llamado, parecía que el circo estuviera vacío, y ciertamente lo estaba, caminó a la entrada de la carpa y observó dentro, no había nada, ni un solo escenario, ni una sola luz, incluso la música tras ella se había detenido
—¿Crees que mereces una función especial?
Pronunciaron varias voces, siete pequeñas personas, tres hombres y cuatro mujeres de pequeño tamaño
—¡Deberíamos sacarla ya, no me agrada su fea cara!— exclamó colérico una de las mujercillas.
—¡¡Sáquenla de inmediato!!
Gritó otra de las enanas.
—¿Por qué habrían de hacer tal cosa mis pequeños?
Intervino un hombre joven bien parecido, usaba un elegante traje negro, y un sombrero de bombín, en su mano derecha llevaba un bastón negro también, no llevaba corbata bajo su saco si no un pequeño mono, y en su bolsa del pecho un pañuelo color blanco elegantemente doblado. Todo en bello contraste con sus ojos color turquesa débil –Los disculparas bella joven. Pronunció el joven mientras tomaba la mano de Yoshira y depositaba un beso sobre ella —¿A que debemos el honor de visitar nuestro circo?—
—Realmente yo no quería…
—Ah ya veo, ¿Te perdiste?
Dijo con un tono burlón con una sonrisa muy discreta pero tierna.
—No me he perdido, lo que sucede es que un excéntrico tipo me dio un boleto para un circo, no sé si se trate de este…
Buscó en sus ropas el boleto pero no estaba, probablemente lo había dejado en su anterior conjunto.
—¿Puedes mostrarme el boleto?
—No… no lo tengo.
Una risa cómica salió de labios del joven con traje, Yoshira frunció el seño, se burlaba de ella de cierta manera.
—Vaya pero que descuidada has sido joven muchacha, pero yo podría darte otro boleto a cambio de un precio muy módico.
Se acercó a Yoshira de un tajo y rodeo su cintura pequeña con su brazo en un gesto de galantería caballeresca, acerco su rostro al de ella y le sonrió –El precio por otro boleto es un beso, solo eso y nada más.
—¡Acaso te volviste loco! ¡S—Suéltame ya!
Exclamó Yoshira mientras empujaba con sus manos el pecho del joven.
—Lo veo…
Continuó el joven –Te enamoraste de él, ¿Cierto?
—¿De quién?
No hubo respuesta alguna por parte de nadie, el joven la soltó con delicadeza y acomodó su sombrero – ¿Enamorarme de quién?—
—Tal vez sea hora de que te des cuenta, a veces el amor no siempre se ve, muchas veces está oculto dentro de ti, otras tantas veces proviene de quienes más cerca tienes, incluso si tu no lo ves, si lo dejas pasar y le ves solamente como amistad allí sigue estado. Por supuesto tú no sufres, ni lo harás, bella eres. Que afortunada.
El joven salió del reciento haciendo sonar sus zapatos, los hombrecillos le siguieron de inmediato dejando sola a Yoshira en un mar de pensamientos
—Todos son tan raros por aquí, nunca debí salir de casa en primer lugar.
Meditó un segundo lo dicho –Pero el regresar a ella tampoco es realmente una opción a considera. Se sentó de tajo sobre el suelo y frunció la cara, de pronto algo llamo su atención y volvió hacia atrás su cabeza, había ahora un gran escenario, gradas, un estrado y una gran pila de cajas coloridas encimadas una de otras, arriba de ellas había alguien que sostenía una flauta.
Parecía llevar un traje similar al de Peter Pan, sacó de su bolso un instrumento muy extraño, podía ver el resplandor plateado, lo llevó hasta sus labios y comenzó a tocar, un sonido tan dulce que apenas podía respirar, se quedó en silencio escuchando la melodía tan hermosa que brotaba de esa flauta, tan suave era, que atrapa cada centímetro del corazón palpitante de la joven. Música angelical que había tomado su alma y su mente, se vio a si misma sonrojada por el joven flautista que no paraba de tocar en una sinfonía icónica
—¡Vaya audaz flautista, tu música es preciosa!
Exclamó Yoshira poniendo sus manos para efecto de megáfono, entonces la música se detuvo de tajo, justo en una nota alta. El joven se puso en pie tan pronto escuchó la voz femenina que se dirigía hacia su persona. Con un salto calló justo frente a Yoshira. El rostro del muchacho era precioso, una blanca piel de porcelana, unos profundos ojos azules y un cabello castaño muy claro que hacía verle como un ángel enviado por el mismo Dios.
—Que rápido has llegado hasta aquí.
Dijo el muchacho mientras guardaba de nueva cuenta su flauta en su bolsa
—¿Qué es este lugar?
—Un circo por supuesto.
—Pero, no hay nada.
Pronunció Yoshira con una cara de enfado –mira estoy cansada de tanto misterio con este dichoso circo, luciérnagas, malabaristas y enanos, me iré a otro rumbo justo en este instante, no quiero volver a saber de estas tonterías— su enojo era inmenso.
—Tienes razón, si no tienes la capacidad para comprender lo que sucede alrededor de tu vida, quizá no debas estar aquí en primer lugar — el flautista se acero a la chica quien había emprendido la marcha hacia afuera del lugar –Quizá sea el momento indicado para decírtelo.
—¿Decirme que?
Contestó Yoshira mientras seguía avanzando con molestia
—Este circo es falso, ¿Cómo has sabido que lo era?
—No lo sabía, y para serte sincera ya no me importa más si es el real o no, ustedes diviértanse con sus malabares y espectáculos, yo me iré de regreso, la vida no fácil siempre para todos, ustedes afortunados son.
—Desgraciados en alma querrás decir bella dama.
Comentó el flautista mientras la tomaba por los hombros de tajo, acerco su cara la suya y susurro con delicadeza –Ayúdame… por favor…—
—¿Ayudarte? No te conozco, no puedo ayudarte lo siento mucho.
—Soy como tu…
Esas palabras repicaron en la mente de Yoshira, una y otra vez, las lágrimas habían comenzado a correr por sus mejillas, su tiernos ojos azules estaban ahora derrochando tristeza, habían perdido su brillo, Yoshira detuvo su enojo y le abrazó un momento.
—¿Eres como yo? ¿Por qué?
—Al igual que tu bella dama, yo también vine para entrar al Circo de los Espejos, pero he sido incapaz de ir hasta allá, me he perdido.
Las lágrimas solo habían aumentado, estaba llorando cual niño pequeño, era tierno verle así. Yoshira recargó su mejilla sobre la cabeza de Hamelín, el gorro que le cubría cayó al suelo y pudo sentir la suavidad del pelo del muchacho, sintió su perfume invadir toda su nariz
—Tal vez debamos descansar por hoy aquí mismo, mañana partiremos rumbo a un mejor lugar.
Dijo Yoshira mientras levantaba el rostro del triste chico
—No… el Circo, debo de llegar al Circo, y tu también, solo entonces podremos realmente conocer la felicidad.
—¿De qué hablas?
—El Circo de los Espejos guarda un gran secreto, en todos aquellos espejos puedes verte a ti mismo en las versiones que has vivido y vivirás, comprenderás los anhelos y sabrás como enmendar tus propios errores, el Arlequín proporciona algunas entradas a personas con la esperanza de que alguno de ellos le encuentre, tengo entendido que si logras encontrar el Circo real, tendrás en tus manos la posibilidad de satisfacer aquello de lo que alma esta sedienta. Vivirás como una persona plena y feliz. Lo que el circo te permite, es alcanzar el más puro anhelo de tu ser.
Incluso si las palabras del joven no fueran verdad su corazón parecía realmente querer llegar a ese lugar, podía escuchar el palpitar de su corazón desde donde estaba, era lento y muy hermoso, podía sentir el calor que emanaba su espíritu dulce y puro, era alguien que no tenía malicia alguna, pero era alguien que tenía un dolor intenso. Lo sabía, un dolor profundo, hiriente. Que te desangra poco a poco—
—Entonces, ¿Enserio crees en ello?
Dijo Yoshira mientras acariciaba el pelo del chico, justo como si fuera una madre
—Dime, ¿Cómo es que te llamas?— el chico se separó de tajo
—Yoshira, ¿Y tú?
—Yo… no tengo un nombre…
Contestó avergonzado, sus mejillas se habían sonrojado un poco y sus ojos se pusieron vidriosos de nueva cuenta.
—¿No tienes?
Dijo con asombro la chica, se acercó un poco a él y tomó su rostro con sus manos, lo levantó un poco para que le viera directo a sus propios ojos –Pero si un joven como tú debería tener un nombre, pero debería ser un nombre bonito.
—Lo más cercano a un nombre que eh tenido es un apodo que me gané, El Flautista de Hamelín, pero…
—¡Es perfecto!
Interrumpió Yoshira con gran felicidad causando la sorpresa del chico –Ese será tu nombre, Hamelín—
—¿Crees que me va bien?
—A un chico tan guapo como tú, le va perfecto.
Respondió ella con una tierna sonrisa, él se sonrojó y bajo un poco el rostro, marcó una tímida sonrisa entre sus pálidos labios –Entonces, salgamos a buscar donde dormir ¿Te parece bien?— él chico solo asintió. Ambos salieron del falso circo, el sol aun ardía, la música de organillero se había detenido ya. El ambiente era pesado y extraño, un silencio tajante, justo como la calma antes de la tormenta –Por cierto, ¿Qué sucede con ese sujeto de traje? Conversó mientras seguían su andar por donde ella había venido
—Es el Maestre, un hombre de galantería que como yo no pudo alcanzar la meta del Circo de los Espejos, así que decidió crear uno falso para atrapar incautos. Más precisamente mujeres para satisfacer ese vacío que hasta el día de hoy parece no tener fondo.
—Ah ya entiendo. ¿Entonces él no es un invitado del circo como yo?
—Sí lo es, pero se podría decir que el Maestre perdió su camino al Circo de los Espejos, para el ya no existe la esperanza de llegar, se ha perdido dentro de sí mismo, consumiendo por aquellas ilusiones inconclusas.
Unos pasos de finos zapatos sonaron, Hamelín volvió su cabeza al instante en señal de reflejo, miró al Maestre atrás, observándole molesto.
—¿A dónde crees que vas?
Dijo en tono de presunción absoluta, casi imperando sobre el muchacho.
—Me voy, con ella.
—¿Bromeas verdad?
Continuó con más molestia aún, su mirada se había llenado de ira, Yoshira estaba preocupada –Tu no te puedes ir de aquí, jamás podrás irte de aquí. Nadie nunca te aceptará después de ese crimen tan grande que cometiste. Este es tu único lugar, yo soy el que cobijo te ha dado.
—Tú no tienes ningún derecho a decidir sobre él.
Intervino Yoshira de tajo –Él es totalmente libre de decidir qué hacer o no, y si él ha decido venir conmigo es porque no está a gusto contigo.
El Maestre cayó por unos segundos, pensó un poco las palabras, una sonrisa obscura se dibujó en sus labios. Tomó su bastón y lo apuntó hacia Yoshira, Hamelín se estremeció al instante
—¡Muévete!
Con una brusca acción la arrojo del lugar, una aguja cayó sobre el suelo tan solo unas decimas de segundo después
—Que conmovedor, ¿Te encariñaste con esta mugrosa mujer?
El Maestre se acercó un poco más hacía donde estaba Hamelín –Eres un asco, no mereces estar con nadie nunca. Al instante asestó una dura patada en la cara del chico, arrojándole al suelo, su nariz había comenzado a sangrar dejando algunas gotas del líquido carmesí sobre el aire. Yoshira cubrió su boca con sus manos, sus pupilas estaba dilatadas. El joven alzó su pie de nueva cuenta y golpeó con fuerza el abdomen del flautista haciendo que escupiera un poco más de sangre de la boca, así mismo asestó varias patadas más al muchacho. Se agachó y lo tomó de su cuello para levantarle con la mano derecha, le asfixiaba.
Con su mano izquierda empuño su bastón
Anistondash08 de julio de 2012

2 Comentarios

  • Ldamien

    Impresionante, espero con ansias el tercer capítulo

    09/07/12 04:07

  • Beth

    Me gustan los flautistas y los organilleros. Buen texto

    12/07/12 08:07

Chat