La verdad es que todo es más difícil con ella. Sí, sí, dificil. Es más difícil concentrarse, estudiar, tener una vida sana y sin alcohol, aburrirse. Es más difícil no vivir el verano, el otoño, el invierno o la primavera de nuestras vidas. Es más difícil acomplejarse, no hacerse adicto a los momentos con ella, más difícil odiar el gimnasio, reírse y no hacer el ridículo cuando estamos solos ella y yo en medio de un montón de gente que nos la suda. En definitiva, es más difícil no ser feliz. Y ojalá que suba el nivel de dificultad a extremos.