He naufragado entre tus recuerdos y me he ahogado en un mar de dudas que sólo me lleva a tu nombre. Como si tu cuerpo y el mío nunca hubieran formado parte del mismo archipiélago. Como si fuéramos dos olas, antes una, ahora dos, que van juntas a la orilla pero llegan separadas, dejando la espuma como único rastro de lo que alguna vez fueron.
He sido astronauta descubriendo tus lunares como quien ve una estrella por primera vez y sólo quiere ver más. He estado perdida y me ha guiado tu luz. Has formado galaxias con tan sólo sonreír y me he dormido con la imagen de cada una de ellas. Me he despertado tras varios días dormida, preguntándoles a ellas si iba a ver tu imagen. Imagínate las ganas de verte, cuando pensaba que ya me perdía, que ya no te sentía.
Me he sentido grande con cada enana, me he sentido enana con cada te quiero y me he sentido amada con cada abrazo. He sentido fuego con cada beso, he sentido besos en el alma con cada mirada, y he mirado todo lo que alguna vez he amado, mientras de mí se separaba.
Me he visto débil mientras lloraba, he llorado mientras me hacía más fuerte, me he sentido fuerte cada mañana. Me he despertado añorando tu risa, he reído sin recordarte y te he recordado intentando olvidarte.
He olvidado el tacto de tus manos sobre mi piel, pero mi piel no ha olvidado tus manos. Mis labios ya no reconocen si besan, pero los besos que se dan ya no regresan. Mi corazón ya no late tan fuerte, porque no hay fuerza que lo provoque.
Quien probó qué es estar a tu lado, eso ya no hay quien lo revoque.

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