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Amago Del Ser

Pernocataba el brindis en el conocer que iba de incógnito. No amanecían los labios. No dormía aquellas noches. Había visto el destello. Hizo sinónimos el vacío y la ligereza. Y se ahogó curioseándose. Despertó en el color rojo. En superposiciones de coplas. En la tilde del perdón. En el instante. Capturó el pacto entre el ser y aquello que no se encontraba. Y se vendió a su arte. Hablaba de números con sus miedos. Y teorizaban sobre el suelo que besó cada caída. Paseó el recuerdo por lo sedado. Y entendió. Se mandó un recado. Se escribió con su cuerpo. Se metió tan dentro que se olvidó de recordarse las creencias. Y le cayó la piel. Se dejaba convencer por la imaginación del tiempo y dejó de dibujarse en las paredes. Se cansó de traducirle perspectivas a su espalda. Y le puso como intérprete a su pecho. Se producía vértigo.  Solo dentro de si lo adoraba. No temía. Ni dormía. Se dejó mecer por el proceso. Y el tiempo hizo la vista gorda con la fe. Disciplinada e impaciente. Quería dormir consigo.

Había sacado algunas cajas.

Iba a empezarse.

Arual21 de junio de 2017

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