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Odisea de una Vida Extracorpórea

En la forma del cuerpo humano, que el universo tiene,
la tierra es el sexo donde se fragua la vida,
siempre seguido de ella misma, con el carácter
amasado por la necesidad de nunca tener que dormir
ni detenerse a soñar que atribulaciones querer obrar por un barbecho en una pausa.

La tenaz congratulación miente a la vida, sin embargo, no es la vida,
porque el hombre no es un útero consciente,
cuando me gustas no quiero reproducirme
y justo cuando me gustas de cerca, como la hierba quiere a la tierra
es sólo cuando me puedo acostar sin redención, sin juicio, sin ablación
y pintar el derecho a la procreación,
es como crear flores a las vacaciones del Color.

Nuestro destino es el pensamiento y su escala
que crece a lo largo y ancho todo en todo,
y es homicida quien, con abrazos y hiedra con pasaporte civil,
condena la perspectiva, al igual que condena un portal
con medios de arenisca.
El pelo de la tierra,
donde la cría de la vida te trae de temporada
y sentir el tiempo, es el ruedo donde el año pasa
con sus colores y sus añadas,
de las cuales apenas vuelven a permanecer la semilla
y la necesidad del surco con la cavidad de su aspiración.

La alegría en la zona de la tierra no es una
ni de ser sustantivo. Justo hay paraíso
donde el tiempo está moteado de temporadas
y por la colorida necesidad
de morir: la lechada de los animales con la perspectiva
de los hombres que de allí deben venir ...
Justo lo que amas permanece para siempre,
y el sexo del universo, que justo late en la tierra,
es tan hermoso porque el presentimiento de sus postrimerías
desde su futuro silencio le hace hacer rosas,
a fin de que se vea donde no es necesario que haya vistas.

Debido a esto es que el planeta
de la vida con el pelo de todo el año
no es el ruedo donde yo pueda ser y hacer esperanza,
porque allí todo está ya hecho, y yo
no puedo firmar nada con la libertad
del pensamiento que es la Relatividad en mí. No me hagas
decir "siempre" a cinco minutos, no exijas
que diga "amor" en la ternura de época de los animales
que no se iban de su madre para ver volar sus huevos.

El espacio es la madrugada de todas las cosas,
como la alegría es el espacio de la libertad,
por eso la tragedia es congriada como moho
por quien, en lugar de ser libre, reclama la libertad
para ser homicida
y halcón de personas fitorades como personal.

Yo no soy libre, soy alegre, estoy y todo y al tanto,
que no tengo bandera, ni honor, ni reputación de Sión,
y sobre todo voy silbando porque no soy el rey de la naturaleza.
Soy humano como un tordo que es un pájaro,
justo es el pájaro que lleva más belleza
y no tiene posibilidades de hacer el ridículo.

No puedo hablar, que ni tengo boca
 - -urna de sol poniente, flores de azafrán- -
 hinchada de tanto enjuagarse la deja
 del Amado: blanca luna mi cielo .

Asclepio18 de abril de 2021

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