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Una Muchacha Peronista

Mi nombre es Zulema Rubio y yo estuve en la Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945. ¿Quien soy yo? Quizas nadie, una peronista de la primera hora, la madre del que esto escribe que a mi pesar salio trosko y sin gratitud hacia el movimiento nacional. Se rie el muy turro cuando le hablo de movimiento nacional y me recuerda que Perón huyo en una cañonera cuando las fuerzas de la antipatria y el imperialismo lo volteaban y que fue el peronismo quien en los '90 entrego el país. Me recuerda el muy turro, porque los troskos son muy turros al momento de recordarle a una vieja peronista como yo que revive en su recuerdo, que prefirio confiar en los generales antes que armar a los trabajadores. Y yo le digo que si, que tiene razón, pero los peronistas somos asi; puteamos a los milicos pero porque queremos un ejercito nacional y no esta manga de sanguinarios oligarcones; puteamos a los curas, pero creemos firmemente en Dios como esperanza de los pobres; puteamos a la oligarquia pero nos gusta verla a Evita -y porque no a Crisitina- enfundada en las mejores ropas con esa soberbia de la mujer de pueblo que las cogotudas no pueden siquiera imitar. Que le voy a hacer hijo, soy peronista y leal, gracias a Evita tuve mi primer muñeca, gracias a Perón conoci Mar del Plata y estudie en la Universidad.
Pero la verdad es que no fue por eso que me hice peronista, sino porque el 17 de octubre de 1945 me enamore del pueblo en la calle, me identifique con él, fui una de las cabecitas negras que invadio la ciudad fui parte del llamado aluvión zoologico por el oligarcon de Sanmartino.
Yo vivia en Floresta por la calle Senillosa en una casa de conventillo con mi mamá, Pepa Jagich y mi viejo Luis Rubio que, no se si te acordas Facundo, era comunista y gorila -ademas de burrero de alma, de eso no me olvido-. Tambien era obrero metalurgico y trabajaba en un taller con mi tio el Tata un ex jugador de futbol de la primera de Newel's. A mi viejo no le caia nada bien Perón. Para él era un milico facho al estilo Mussolini. Yo hasta entonces ni idea, tan solo, vagamente, sabia que Perón salia con una actriz y nada más y eso era el comentario de todas las señoras del barrio. -Mira a este tipo con la atorranta que sale y cosas por el estilo era lo que yo escuchaba. Pero a mi viejo, Luis, ese día lo hipnotizo la marea humana que bajaba desde los mataderos y La Matanza y nos llevo como excusa hasta las mismisima Plaza de Mayo al Chenzo, mi amigo, y a mi que en ese entonces no teniamos más de 7 años. Recuerdo que el día era soleado y caluroso, un día peronista, pero que la gente marchaba como podia, se colgaban de los troles y los tranvias, asi viajamos nosotros, iban apiñados en camiones, caminaban como en procesión. Mi viejo confundido no sabia que hacer, que diria su partido, pero la verdad es que creo que lo entusiasmaba la idea de que el pueblo estuviera en la calle, porque eso Facundo era pueblo, morochaje, mamelucos y trajes de domingo, ropas raidas, perfume a jabon federal y a transpiración de laburante, porque el calor de aquel día te hacia transpirar de lo lindo. Me acuerdo que en la medida que nos acercabamos al centro, que para mi y para Chenzo siempre habia sido el lugar paradisiaco donde habitaban los cogotudos, las ventanas se cerraban y los cogotudos tenian un cagazo barbaro, se sentia en el aire ese cagazo. Me acuerdo que tu viejo Alfredo, que vos sabes era de una familia cogotuda, me contaba que en su casa de Belgrano su familia destilaba odio contra la chusma, la cabaretera y el demagogo, porque asi era como llamaban a el pueblo, a Evita y a Perón. Nos tenian miedo a nosotros, a mi, a Chenzo, a mi viejo el comunista, a los obreros de los frigorificos y los talleres que bajaban a la Plaza para pedir la libertad del coronel Perón. Me acuerdo que los botones nos miraban complices, porque en aquella epoca los botones eran peronistas. Y las empleadas domesticas nos espiaban de las puertas de los edificios con una sonrisa de simpatia. Cuando llegue a la Plaza de Mayo te juro que no lo podia creer. Eran miles y miles que nunca paraban de llegar, por donde vieras venia gente, del sur, del oeste, de los barrios perifericos de la ciudad, se decia que habian cruzado a nado el Riachuelo porque les habian levantado el puente. Se decia que Evita habia ido a las puertas de las fabricas y los frigorificos a arengar para que los obreros salieran a la calle. Se decia que los milicos se preparaban para disparar contra la multitud, que a Perón lo tenian en el Hospital militar, en la Isla Martín Garcia, que no se sabia dond estaba. habia tantos rumores como gente en la Plaza. Yo estaba como loca era la primera vez en mi vida que estaba en medio de una movilización así. Chenzo y yo agarrados fuertes de la mano de mi viejo por miedo a perdernos saltabamos y gritabamos 'yo te dare, te dare patria hermosa, te dare una cosa, una cosa que empieza con P, Perón' y mi vieho nos miraba con bronca pero sin saber que hacer porque aquello era el pueblo pidiendo por él. Me acuerdo la imagen de los hombres cansados poniendo los pies en la fuente de la Plaza para refrescarse, más tarde los oligarcones y años después los gorilas diran las patas en la fuente como si fueramos animales, aunque nosotros mismos deciamos las patas pero para decir algo completamente distinto a ellos. Me acuerdo que en un moemnto era tanta la gente que sentia que el aire se me iba y mi viejo me saco de alli con enorme dificultad a mi y a Chenzo que le hacia imposible la salida a mi viejo porque queria quedarse, pero ya oscurecia y no sabia que iba a pasar y le subio de golpe su culpa comunista, o vaya a saber una que le paso, pero se fue rezongando porque los obreros seguian a un milico facho y a los gritos Chenzo le preguntaba que era un facho y mi viejo que no sabia donde meterse en medio de aquella multitud que coreaba el nombre de Perón para responder esa pregunta. Y mientras nos alejabamos por la noche ya, rumbo a nuestro hogar en el conventillo de Floresta más y más gente llegaba y nos enterabamos que Perón estaba a punto de hablar y cuando llegamos a casa, la Pepa le dio una filipica a mi viejo por habernos llevado a la Plaza, inconciente, como vas a llevar a los chiocos, que pudo haber pasado cualquier cosa, que como vas a hacer eso, pero nosotros estabamos felices y nos preparo un plato de sopa y unos churrascos y los que habitaban el conventillo alrededor de la radio escuchaban el discurso de Perón desde el balcon de la Rosada invitando al pueblo trabajador a volver a su casa cuando, pienso yo podria haber hecho suya la Casa Rosada, porque nada ni nadie podia contra esa fuerza desplegada en la calle y en la Plaza aquel día. Y a partir de aquel día me hice peronista con mi amigo Chenzo, quien más tarde fue herrero como su papá y peronista por siempre. Y yo más tarde milite en la UES y junto a Chenzo fuimos a la Plaza a defender a Perón cuando en junio de 1955 la marina naval la bombardeaba y veiamos a los obreros en los camiones de recolección ir con ganchos, palos y cuchillos a defender a Perón de los milicos y caer como moscas por la metralla gritando la vida por Perón. Y nos escondimos en el subte linea A del costado del Cabildo para que no nos maten las bombas y nuestros padres nos fajaron a cintazos cuando se enteraron de aquello. Y me acuerdo de Perón hablando por radio llamando a confiar en los milicos en lugar del pueblo en la calle que fue quien lo libero el 17 de octubre y lo llevo al poder y nunca pense que 60 años después un hijo trosko, muy turro, me recordaria que siempre fuimos los que trabajamos los que pusimos el cuerpo y otros los que se llevaron la gloria y las ganancias.


Ateo21 de enero de 2009

1 Comentarios

  • Ateo

    Comentario de critica literaria de Argentina
    Compa?ero deviene de compart?r el pan.

    Desde el personaje el autor realiza un relato en primera persona y desde ah? descubre y se redescubre en un momento clave de la histor?a pol?tica del pa?s .Con una narraci?n c?moda para el lector donde se complementan la sensillez y la ternura aprendida.
    Es en ese plano que la pretensi?n del escritor se af?rma logrando un tono intim?sta en el pretendido y logrado homenaje a la figura materna. Peg?ndo un salto desde la entra?a para encontrarse en esa Plaza de Mayo.
    La cr?tica ideol?gica se ?bica desde un di?logo conoc?do, repet?do como si la habitualidad lo obligase a un gesto acostumbrado en el lugar del "turro".
    Con imagenes claras y personajes simples el autor nos inv?ta no solo al conocimiento de tres generaciones (abuelo-madre-hijo), sino que perm?te un son?do sugestivo en los sustantivos, sin adjetivaci?n desmesurada.
    Acertado relato, puro y emotivo que nos descalza la memoria llevandonos a recorrer esa plaza "en patas".
    Nora Ordo?ez

    27/01/09 11:01

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