Ella
Se introdujo en ella. Hacia tiempo que esperaba este momento. La temperatura aumentaba y conforme el aire se condensaba, los vidrios sudaban. Fue humedecido por ella, y dubitativo consideró sus opciones; podría salir ahora mismo y evitar lo peor o simplemente ceder a su encanto.
La saturación del ambiente y el intenso amarillo de las velas nublaban sus pensamientos. Suspiró poéticamente y se determinó a guardar la navaja y salir del agua caliente de la ducha. Su propia muerte era algo que debía dejar a manos del destino y no debía jugar con ello.
