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Llanto

-¿Es este, señora?
-No-, y caía en llanto.
Inspeccionaban cada lugar, mientras su voz se tornaba cada vez más rauca. Levantaban cuidadosamente los mantos para observar la palidez del asunto.
-Llevamos más de una hora tratando de buscarlo.- Exclamó uno de los hombres que llevaba bata blanca.
De repente se descubre, al levantar una de las sábanas, lo que se buscaba. Emanaba de él un olor putrefacto.
-¡Es este!-gritó, con voz entrecortada y poco entendible. Sus manos tapaban su nariz, para impedir inhalar el exasperante olor. Luego de pocos segundos, un raudal de lágrimas inundó la sala.
Era el queso rancio que le había causado indigestión y disgustos en días anteriores. Pidió que lo quitasen de su vista, y así se hizo. La pobre mujer no quiso saber nada más sobre leche cuajada.
Barandica29 de mayo de 2008

3 Comentarios

  • Mejorana

    Qué sensación tan terrible de asco Barandica.
    Muy bien escrito.

    29/05/08 08:05

  • Federico

    jaja, muy bueno, yo cai en el engaño, debo reconocerlo.

    29/05/08 10:05

  • Xana

    ¡Un queso!

    29/05/08 11:05

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