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Majtahul Alem (ii)

Pues ayer llegó a mi ventanta, meciéndose
sobre una nube de cristal.
-Bienaventuranza-,
dijo,
tú.
Y
como
un ave esplendorosa
volvió al nido hecho de ramas de oro.
Majtahul Alem vino a mí, sonriente, paciente.

Señalaba con su índice el verdadero camino,
donde los gansos van, donde los lirios florecen,
y una sonrisa perdurable, ininterrumpible y amable.
Sin dientes de profeta, sin brazos de ser,
Majtahul Alem, paz.
Barandica29 de mayo de 2008

1 Comentarios

  • Mejorana

    Buen poema Barandica.

    29/05/08 08:05

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