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En Otro Tiempo y Otra Vida.

Volvió la mirada hacia ella esperando oir aquellas palabras que tanto deseaba. Se concentró en su boca, en la forma de su labio inferior, y recordó las veces que se había quedado absorto mirándolo mientras ella sin darse cuenta, hablaba distraída y se reía. Un nudo de sensaciones y sentimientos nublaron su mente. Esos labios no se movieron para decir ni una sola palabra, todo lo que ella quería pero no podía decir estaba concentrado en sus ojos. Supo al instante que no podía ganar esa lucha de miradas. No esta vez. Los últimos asaltos acabaron con ambos cuerpos unidos de una manera tan brutal como única. Se fusionaban en uno, y un cada nuevo enfrentamiento, algo más de ellos se iba perdiendo. Cerró los ojos, se giró y esperó que esa última imagen que contempló de ella no fuese la única que guardara en su recuerdo. No le hacía justicia.

Asimiló esa idea en la cabeza. Se estaban despidiendo por tercera, cuarta e incluso quinta vez. El destino se empeñaba en no dejarlos ir. Aprovechó el silencio que entre ellos se interponía para buscar en sus ojos ese mar de sueños verdes que por un tiempo fue su salvavidas. Ellos le habían enseñado que no se necesitaba hablar para poder transmitir los más sinceros pensamientos. Aguantó el peso de esa estoica mirada y se sintió por última vez como una diosa. Esa era el don que gracias a él había tenido. Supo que nadie más le volvería a mirar de esa forma, no sería la musa de aquellos ojos verdes. Buscó las palabras, pero nada salió de su boca. Nada había que pudiera encajar esa esa situación. Sólo le quedó ver como como él se ponía su máscara de fría indiferencia y se daba la vuelta dejándola ahí. Y como en cada encuentro que habían tenido, sintió que una parte de su alma se iba con él.

Belet08 de mayo de 2016

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