Eterna Infinidad.
Salió a la fría noche como si nada importara ya. En los árboles anidaban sueños lejanos y ecos del paso del tiempo pero necesitaba ver la infinidad de la noche. Sentir la calma y el equilibrio de verse atrapada bajo el silencio de aquel manto de belleza. Todo parecía distinto desde aquella perspectiva, cuando nadie cruza miradas indiferentes, el silencio se rompe con tus pasos ligeros y sientes la brisa cargada de la humedad de las montañas cercanas. Es mágico, el llegar a su encuentro, dejarse llevar por las luces de las farolas y el humo de las chimeneas hasta que no queda nada más. Se daba por perdida y se dejaba ir bajo las estrellas, poniendo nombre a las causas perdidas y a las que vendrán. Aún notaba en sus manos el tiempo en el que acariciaba otros mundos, ahora ya perdidos. Nada podía sacarla de esa infinidad, lejos de todo alcance de lógica y donde la nostalgia sugería que todavía tenía toda una vida. Pensó en buscar respuestas infiltrándose en la cercanía de esos olores de la fría noche, que le recordaban a los largos días de su niñez. Suponía que toda esa perspectiva revolvería ese nudo de precipicios donde se caía todos los domingos. Octubre era un mes fatal y más si nunca se sentía lo suficientemente cerca de nada. La sombra de su silueta hablaba de ella, de los días en los que no regresaba jamás aunque su vida fuera la estela que la guiara. Cuando ya nada se podía saber aunque mirara con todos los focos puestos en una dirección. Comenzó a descender por el camino de siempre, con esa sensación que tantas veces le había acompañado. Esa de la que decía que nunca podría desprenderse, quizás tuviera razón, no sería lo mismo sin ella pero tampoco haría que todo fuera tan simple y eterno. Y después de tantas noches perdidas bajo ese mismo cielo y colgando de las horas eternas del silencio de los mismos pasos en la acera, no sabía cuánto tiempo más podría esperar. Si no había camino que seguir, ni señales, sólo días fugaces y extraños. Si ni siquiera estaba en el mismo universo infinito que el resto
