TusTextos

Las Dulces Caricias

Los pasos de Carlos eran descentrados, frenéticos. No tenían dirección ninguna, ningún lugar al que quisieran llevarlo. No tenía un lugar favorito para descansar de esa larga caminata que durante horas le había llevado a recorrer de punta a punta la ciudad. El sol le había seguido desde su salida hasta su ocaso, y ahora era la luna la que le alumbraba en su caminar desesperado.
De repente paró en seco.
Se encontraba en la orilla de la playa. El agua salada y fresca rozaba sus doloridos pies, mezclándose entre espuma y arena, hundiéndolo poco a poco.
Se sentó en aquella misma orilla, habiendo encontrado por fin, un poco de sosiego, y reflexionó.
Miraba las luces que se reflejaban en la oscura agua, deformándose y dejando descubrir un paseo vivo y colorido. Las voces de la gente se escuchaban como si se perdieran en otra dimensión.
La imagen de Antonio, su pareja, a la que le había dedicado íntegramente su vida, desnudo, acariciando el cuerpo de otra persona, era como el sonar de un bombo en su cabeza que se repetía constantemente.
No le importaba en absoluto que aquella agua fría mojara todo su cuerpo vestido. Su cuerpo necesitaba desprender por fin todo aquel calor que había acumulado a lo largo del día.
No sabía, en realidad, si aquello que resbalaba por sus mejillas eran lágrimas o gotas de agua de mar que le habían salpicado.
El mar tenía ahora un color profundamente negro, tétrico. La playa en aquel momento estaba totalmente desolada, y ningún bañista ahora se acercaba a ella. Música de fondo, sonidos de copas chocando entre sí, risas y charlas que se hundían en la cabeza de Carlos, que le dolían. No entendía como el mundo podía seguir viviendo, cuando él, en estos momentos, se sentía totalmente muerto.
Las olas eran manos negras que le acariciaban dulcemente y que le llamaban... 'ven Carlos, ven...'
Volvió a aparecer la imagen de Antonio desnudo, burlándose de él, durante cuánto tiempo?, esas manos habían conocido más pieles que la suya? Había amado a otro ser? Había olido otras fragancias que no se parecían a la suya?... por qué?
Carlos se levantó después de mucho tiempo allí sentado. Ya no se oía la vida en el paseo, ni la música, ni las luces resplandecían en el movimiento del agua salada. Todo había muerto ya.
'ven, Carlos, ven...'
Pensó que él también le iba a ser infiel, que iba a tener el mejor y más gran amante, que iba dejar a Antonio totalmente pasmado cuando se enterase de su nueva relación con aquel inmenso nuevo amor...
Y, con la mirada extraviada en el horizonte oscuro, tan oscuro como su vida, fue respondiendo a la llamada de las olas, sin resistirse, sin miedo, con el paso más firme y seguro que nunca había experimentado, introduciéndose lentamente, decidido, hipnotizado por las caricias de la espuma negra, caminando con dulzura y serenidad hasta lo más hondo de su nuevo amante, y en unos instantes, dejó que el mar, sin lucha alguna, poseyera su cuerpo eternamente.
Benjamin19 de julio de 2010

2 Comentarios

  • Kaos

    k dramatiko!!!
    te metes en la historia desde el principio,te engulle.
    despecho,dolor y decision final.
    precioso como siempre el mejor.

    19/07/10 06:07

  • Benjamin

    Gracias kaos... tu sí que eres la mejor!!!

    19/07/10 10:07

Más de Benjamin

Chat