No quiero, amor, que un día
te evapores como el humo,
que te pierdas como lo hace
la niebla en las montañas
ni que entre mis dedos
te escapes como gotas de agua.
Quiero atarte a mi con
suaves lazos de terciopelo
que no te aprieten ni
te ahoguen, solo que te digan
cuánto te quiero y que me
cuenten que estás vivo, que respiras
y sigues siendo mi dueño.
Quiero que seas parte
de mi vida, que te
pierdas entre mis venas
diluyéndote en mi sangre,
navegando entre mis tinieblas.
Aliméntate de mis sueños,
hazlos tuyos cada noche
y hágamos planes para
escaparnos a un lugar
de viento y sal, donde no
lleguen los miedos ni los reproches.
Beth, me alegro de que nos muestres en tus poemas que nunca debe perderse la capacidad de amar. Aún a riesgo de perder, porque ese lugar sin reproches ni miedos, existe?
Besos
Cuando se ama es inevitable sentir miedo pensando que puedes perder a esa persona. No pienses en el mañana, disfruta el hoy. Vive con él cada día como si fuese el último y al menos así, sentirás que ha merecido la pena.
Pufff, soy fácil de pillar, alguien me dijo que pienso las cosas tan fuerte que los demás me pueden oír a distancia. Y...no sé si eso es demasiado bueno. Un abrazo amiga