Creo en el grito
del viento
a la hora
del alba en
que nace la luz,
trémula y fría,
e invade mi alma
y la llena de magia,
de dicha y de simple
alegría.
Creo en el mañana,
en el amigo sincero
y en la lluvia
que en la tarde
me llega desde
esa montaña.
Creo en el verde
del valle,
en las noches de
luna y
en los dulces momentos.
Creo en la soledad
amarga, y
también en la plena alegría
de esas noches gloriosas
en que de nuevo
te siento.