TusTextos

El EngaÑo

Hay muchas maneras de engañar a alguien a quien amamos, y todos lo hemos hecho alguna vez. Engañamos a nuestros padres cuando escondemos la verdura que no nos hemos comido para que no nos obliguen a comerla al día siguiente; o al profesor, cuando no nos ha dado tiempo de terminar la tarea. Engañamos a los hermanos pequeños, diciendo que ese juguete viejo es mágico y es mejor que el nuevo, que nos quedamos nosotros. Engañamos a esa amiga que no hemos visto en veinte año, y a la que decimos que está igual, igual, que no ha cambiado nada. Engañamos a nuestros hijos cuando les hablamos de los Reyes Magos o de Papá Noel, o del Ratoncito Pérez. Engañamos al enfermo terminal cuando le decimos que hoy hace buena cara, y que probablemente mañana pueda levantarse un rato. Nos engañamos a nosotros mismos cuando ante el espejo negamos nuestra edad. Pero hay engaños necesarios, útiles para seguir viviendo y mirando hacia adelante cada día. Quizá el enfermo terminal conozca perfectamente su estado; pero le resulta más sencillo cerrar los ojos y no ver. Los niños disfrutan esperando, ilusionados, los regalos que les traen los Magos de Oriente, y hacen una fiesta de un acto sanguinario como arrancar el diente que se mueve, sólo porque de noche vendrá el ratoncito Pérez con la moneda. Y hay engañados que saben que lo son; ¿por un momento hemos pensado que las madres no sabían a donde iba a parar la verdura del plato? Pero, por una vez, es más sencillo fingir que no se han enterado, y ya se encargarán luego de presentar verdura disfrazada, en otra comida. El engaño es un arte, y un arte necesario; aunque no deja de ser, en ocasiones, doloroso. Quien engaña sufre, se siente incómodo y, al que tiene conciencia, ésta se le remueve. Y el que es engañado sufre todavía más, porque se siente despreciado, insultado, ofendido. Y cuando el engaño es de amor, sobre todo, se siente minusvalorado, apartado como un trasto viejo. Del engaño proviene esa extraña sensación que oprime el pecho, seca la boca, acelera el corazón, y deja el alma hecha pedazos, que aunque parezca mentira, siempre se recomponen. ¿De qué está hecha el alma humana para que, aún resquebrajada y rota, sus pedazos puedan volver a reunirse? Tal vez sea como el Ave Fénix, que renace de sus cenizas, pero por más duro que resulte, el alma sale de nuevo a flote y resurge a la vida. Quien ama y es amado, alguna vez ha engañado o ha sido engañado; porque parece que una cosa lleva a la otra, como consecuencia inevitable, o como polos contrarios que se atraen. Contra el engaño; la lealtad, la verdad, el reconocimiento de lo que se ha hecho; aunque a veces el engañado, algunas veces, prefiera permanecer en la ignorancia. Porque lo que se ignora, simplemente, no ha sucedido.
Beth30 de marzo de 2010

6 Comentarios

  • Serge

    Beth:
    Amiga como tú dices hay engaños que en nuestra sociedad estan permitidos para poder seguir dentro del sistema.
    Pero lo peor es autoengañarse tratar de evadir la realidad por muy dolorosa que sea tenemos que enfrentarla y no tratar de escapar de ella.

    Un gusto leerte.

    Saludos.

    Sergio.

    30/03/10 04:03

  • Beth

    Si, tienes razón, lo peor es el autoengaño, y peor todavía es que sin ese último reducto, a veces ni siquiera queden fuerzas para seguir

    30/03/10 06:03

  • Voltereta

    Un texto que me hace pensar y que me llega a lo más hondo, lo comparto de principio a fin y en realidad es algo en lo que nunca me había parado a pensar. A veces de las ideas más sencillas surgen los temas de discusión más interesantes y este texto me ha parecido sinceramente especial.

    Es por eso que he de decirte que me lo llevo a mi mundo de textos favoritos, por que tiene algo que me apetece estudiar a fondo, y por que está lleno de belleza, de la que es dificil apreciar en ocasiones.

    Un saludo Beth.

    30/03/10 11:03

  • Beth

    Os doy las gracias a todos por los comentarios, en uno y otro sentido. Se que mi manera de puntuar los textos no agrada a todo el mundo, y naturalmente lo acepto; pero como todo en la vida, o casi todo, tiene un por qué. Para mi aquí es innecesario el punto y aparte, porque eso significaría que hago un corte en el texto, que hablo en un sentido distinto. Y se trata de un texto corto, en donde se habla de un único tema. Pero, repito, los signos de puntuación, aunque tienen reglas, son personalísimos a la hora de usarlos. Saludos a todos

    31/03/10 10:03

  • Elnovelistadeoro

    Describes muy bien el tema del engaño. Me haces pensar en todas aquellas veces que he sido de una u otra forma engañado, si que es una reflexión que te hace pensar mucho.

    Me dejas recordando tantas cosas del pasado, algunas que aun se pueden sentir en la garganta como un nudo. Un saludo beth, sigue asi. Por cierto, espero poder tener tu presencia por mi rincon algun dia, seria un honor tenerte por alla. Cuidate. Un abrazo.

    31/03/10 10:03

  • Beth

    Gracias, Novelistadeoro. Todos, alguna vez, hemos sido engañados, de una manera o de otra, y es un sentimiento tan doloroso que es difícil de olvidar. Es más, creo que nunca se olvida, más bien se aprende a vivir con ese sentimiento, y cada vez duele un poco menos. Te visitaré, no lo dudes

    31/03/10 11:03

Más de Beth

Chat