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La Casa de la Colina 11

Tampoco pensé que la decisión que había tomado fuese tan dura ni que fuese a pasarlo tan mal. Lucas había sido el único hombre de mi vida y era muy importante para mí. Pasé varios días enferma, sin poder levantarme de la cama.
Una tarde llamaron a la puerta, y cuando abrí me encontré con Jaime Heredia, al que conocía desde que era pequeña porque habíamos sido vecinos toda la vida. Era unos años mayor que yo, y trabajaba en esta ciudad donde yo estudiaba, por lo cual nos veíamos de vez en cuando. En ocasiones había pensado que sentía interés por mí, pero luego recapacitaba y me decía que era tan sólo el cariño que nos teníamos de conocernos desde siempre. Al verle pensé que debía tener un aspecto horroroso; llevaba días en la cama, sin salir de ella mas que para ir al baño o tomar un vaso de leche. Me atusé el pelo, pero ese gesto supongo que no bastó para mejorar mi apariencia.
-¿Qué te pasa? ¿Estás enferma? Te he llamado mil veces por teléfono. Supongo que olvidaste que habíamos quedado hace dos días para que me ayudases a comprar el regalo de mi madre.
-Perdona, Jaime. Lo olvidé por completo. Llevo en la cama tres o cuatro días. No he estado bien.
-No hace falta que lo jures. ¿Puedo pasar?
Me aparté, haciéndole un ademán para que entrase. Eché un vistazo a mí alrededor y me quedé horrorizada por el desorden y el caos. Y menos mal que la puerta de mi cuarto estaba cerrada; porque la cama estaba revuelta, y el suelo y la mesita de noche repleta de pañuelos de papel arrugados.
Miró hacia todos lados, con las manos en los bolsillos, y me preguntó que cuanto tiempo hacía que no comía algo decente.
-No lo se, la verdad es que no me acuerdo. Pero no puedo comer gran cosa; he vomitado un par de veces.
-Por lo menos tendrás algo en la nevera para preparar-aventuró.
Pero cuando la abrió, de inmediato volvió a cerrarla. Lo único que había era agua, dos cervezas, un triste huevo, desamparado y solo en la huevera, y un pedazo de queso enmohecido.
-Vamos a hacer una cosa-me propuso. Date una buena ducha y vístete. Mientras tanto yo recogeré esto un poco. Luego te llevaré a comer algo. Y haremos algo de compra; no puedes sobrevivir con la nevera vacía.
Aunque lo intenté, me fue imposible no romper a llorar. Estaba tan necesitada de cariño, de una palabra amable o de que alguien tomase durante un momento las riendas de mi vida, que cuando abrió los brazos para acogerme, me refugié en ellos y lloré hasta que los ojos se me hincharon por completo.
-Venga, ya-me dijo palmeándome la espalda. Ya está. Haz lo que te dicho y luego, mientras comemos, me cuentas cual es el problema. No creo que sea tan solo que te encuentras mal.


Beth21 de octubre de 2010

9 Comentarios

  • Serge

    Beth:
    Bueno al parecer en el principio Jaime era bueno, qué habría pasado en su vida después para que cambiara.

    Un gusto leerte.

    Sergio.

    21/10/10 08:10

  • Serge

    Beth:
    Amiga que paso con el capítulo 11.

    21/10/10 08:10

  • Beth

    Sergio, con el capítulo 11 pasó que me lo "comí". Me acabo de dar cuenta. Lo corrijo, gracias. Jaime parece buen chico, si, ¿lo será? Demos tiempo al tiempo

    21/10/10 09:10

  • Norah

    Beth, cada vez se perfilan mas las razones de Marta para casarse con Jaime.La nevera que describiste, me recordó la mía haha, besos

    21/10/10 09:10

  • Beth

    Es que hacer la compra, Norah, es una tarea aburrida. Lo digo con conocimiento de causa. Besos

    21/10/10 10:10

  • Norah

    Beth, tambien yo conozco lo aburrido de hacer las compras, pero esa desvastada nevera que describes, es la fragilidad de Marta tambien no? Beso.

    22/10/10 03:10

  • Beth

    Pues si, un poco. Porque cuando estamos mal, con males del alma, todo nos da igual y nos olvidamos hasta de alimentarnos, es como si buscásemos castigarnos. Y no se por qué pienso que el tal Jaime lo aprovechará

    22/10/10 04:10

  • Nemo

    Cuando nos sentimos mal (sentimentalmente), es posible que nuetro entorno lo transformemos a lo que sentimos. La casa sin limpiar, la nevera vacía, etc., así estaba su vida.
    Ahí voy caminando...

    03/11/10 04:11

  • Beth

    Bueno, es difícil poner orden en el exterior si el interior está hecho pedazos. Creo, y eso fue lo que intenté transmitir

    03/11/10 04:11

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