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La Casa de la Colina 6

Cuanto más leía, más asustada me encontraba; y más explicaciones lógicas encontraba al comportamiento de mi esposo en los últimos tiempos. Mientras me preparaba algo de cenar empecé a recordar la época dorada de mis amores con Lucas. Dicen que el primer amor marca irremediablemente nuestra vida, y creo que hay pocas cosas tan ciertas. Nunca podría olvidar que fue Lucas el primero que me besó, que me hizo sentir cosas que jamás había sentido, y que fue el primer hombre al que le dije que le quería. Nunca le pregunté ni quise saber si esto había sido igual para él; si yo también era la primera mujer que amaba; pero creo, por detalles que a lo largo del tiempo fui constatando, que yo también había sido su primer amor. Seguimos viéndonos a escondidas siempre que podíamos; y cuando llegó para mi la hora de ir a la universidad, a mis padres les extrañó mucho que eligiera la ciudad vecina y no la nuestra para estudiar. Les convencí rápido; alegando que allí los planes de estudio eran más completos, y que quería probarme a mi misma viviendo sola. Todavía me remuerde algo la conciencia por haberles engañado, y con tanta facilidad.
Alquilé un piso pequeño y cercano a la universidad; y le hice prometer a mi madre que nunca se presentaría sin avisarme; poniendo como excusa que estaba demasiado ocupada en mis estudios y no quería distracciones. Si mi pobre madre no fuese tan ingenua, seguramente sospecharía que algo quería esconder; pero siempre había sido de esas mujeres maternales y cándidas que se creía cualquier cosa. Además, mis notas y rendimiento eran buenos, y no tenían nada que reprocharme en ese aspecto.
Lucas y yo pasábamos juntos casi todo el tiempo; y creo poder decir sin temor a equivocarme que fue la mejor época de mi vida. Me parecía que era como jugar a estar casados cuando preparaba la cena para los dos aquellas noches que les mentía a sus padres diciendo que se quedaba a dormir en casa de un compañero. Ese primer curso en el que la mayoría de los novatos aprovechan para salir de parranda todas las noches y correr juergas monumentales, yo lo pasé encerrada en una habitación pequeña, de paredes pintadas de azul celeste; acostada en una cama estrecha de colcha floreada. Cuando el curso terminó sentí una pena inmensa al tener que separarme de Lucas. Nos veríamos en el pueblo, a escondidas de nuevo, pero no sería igual.
Beth30 de septiembre de 2010

6 Comentarios

  • Serge

    Beth:
    Es un amor tan dulce y tierno el que se profesan Lucas y Marta, sabes me encanta como vas desmadejando el ovillo de la historia.

    Un gusto leerte amiga de la mirada.

    Sergio.

    30/09/10 10:09

  • Norah

    Beth, ya Marta esta muy bien configurada, me gusto esa feliz nostalgia de su relación con Lucas…será el el caballero andante que venga a ayudar a su dama en apuros?.Besos.PD: estoy ya imaginando posibles haha

    .


    01/10/10 12:10

  • Indigo

    Nostalgia de cuando dejaba poco a poco de ser novata, se torna más mujer en muchos aspectos, me parece que Lucas se encaminará con determinación

    01/10/10 02:10

  • Beth

    Sergio, gracias por seguir atento a lectura de estas incoherencias. Estoy de acuerdo con Marta en que el primer amor siempre se recuerda, y en este caso, cuando ha sido tan tierno, con más motivo

    01/10/10 10:10

  • Beth

    Norah, la verdad es que cuando cuento una historia nunca lo tengo todo hilado desde el principio, sino que tal parece que los personajes me van diciendo por donde quieren ir, y yo les obedezco, que soy muy bien mandada

    01/10/10 10:10

  • Beth

    Indigo, ¿Cómo se puede olvidar con quien se ha dado ese paso, como dice la canción "de niña a mujer"? Aunque suene cursi, es así

    01/10/10 10:10

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