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Mientras Llega MaÑana 55

Fuimos caminando hasta una cafetería cerca de la playa, y pedimos café para las dos. Necesitaba dar salida a mis dudas, y nadie mejor que Elia para escucharme. A pesar de toda su frivolidad y sus poses, era una persona en quien se podía confiar.
-Yo también estoy preocupada por algo a lo que llevo tiempo dándole vueltas.
En pocas palabras le conté lo del accidente de coche delante de nuestra casa y cómo nos habíamos quedado con las pequeñas. Le hablé de la sensación que había tenido cuando vi como las trataba Daniel, y de cómo me sentía culpable por estar robándole algo a lo que tenía derecho.
-Si, te entiendo. Pero no todo el mundo quiere tener hijos. Yo, por ejemplo, nunca pensé en tenerlos ni es algo que eche de menos. Tengo a Úrsula. No es mi hija, pero una sobrina cubre en parte esa necesidad de dar y recibir cariño.
-Ya, pero es que creo que Daniel sería un buen padre y que en el fondo de su corazón hubiese deseado serlo.
-Pero ha elegido estar contigo.
-Por eso precisamente me siento culpable. Y hay algo que se me ha ocurrido y no se me va de la cabeza, pero tengo bastantes dudas de que sea una buena idea.
Elia dejó de remover su café y me miró a los ojos. Agarró mi mano e hizo que la mirase de frente.
-Dime que no es lo que estoy pensando.
-Creo que si. ¿Crees que sería mala idea que adoptásemos un niño?
Cogió un espejo en su bolso y la barra de labios, roja sangrante, como siempre, y se retocó. Creo que estaba retardando la respuesta, deliberadamente.
-Elena, sabes que te quiero como a una hermana y nada más lejos de mi intención que entristecerte. Pero-dijo tomando aliento-me parece una perfecta locura.
-Ya me lo imaginaba. A veces a mi también. Pero en otros momentos pienso que no, que en el mundo hay miles de niños sin padres y que nosotros podemos darle todo el amor del mundo.
-Si, no lo dudo. Pero piénsalo bien, tienes 47 años, y una enfermedad a cuestas. Créeme que no quiero ser brusca, pero supongo que me pides la verdad.
Asentí. Estaba diciéndome en voz alta todo lo que yo me había dicho a mi misma ya muchas veces.
-Por otra parte, no creo que os concedieran a ningún niño. Por la edad, pero también por la salud. A ti no te sobra, pero tampoco a Daniel.
-Pero no estamos solos. Estáis Diego y tú, está Úrsula.
-Eso le da igual a la administración. Yo no quiero sacarte la ilusión, Elena, pero lo veo un tanto descabellado. ¿Se lo has dicho a Daniel?

-No, por supuesto que no. Quería meditarlo antes, hablarlo con alguien. Y si tenía dudas, gracias a ti ahora tengo muchas más.
Se encogió de hombros.
-No sirvo para decir cosas distintas a las que pienso. Además, ¿por qué quieres adoptar? ¿Para mejorarle la vida a un niño sin hogar o para sentirte bien?
-He pensando en el hipotético niño, claro está, y tengo claro que su bienestar debe ser lo primero. Pero si tengo que ser sincera, en quien pienso en primer lugar es en Daniel. Quiero compensarle por todas las cosas a las que ha renunciado cuando decidió compartir conmigo su vida.
Aunque mi salud había mejorado mucho y estaba haciendo una vida casi normal, me preocupaba no tener la misma fuerza de antes en el brazo izquierdo y cuando lo hablé con Diego, me aconsejó unas sesiones de fisioterapia para recuperar el músculo. Al sacar los ganglios de la axila era normal que ocurriese eso, según lo que me explicó. Había venido a verme y como Daniel no estaba en casa, me atreví a plantearle el tema de la adopción que había hablado con Elia. Él estaba enterado, lógicamente; yo sabía que entre las parejas bien avenidas hay pocos secretos.
-¿Tú también opinas que estoy loca?-le pregunté, sirviéndole más café.
-Elia no cree que estés loca, y yo, desde luego, tampoco. Lo que si pienso es que estás hablando con todo el mundo menos con quien tienes que hacerlo.
-No le pienso decir nada, de momento, a Daniel. Tengo que madurar todavía la idea, y te recuerdo que Úrsula llega en una semana. Tendremos muchas cosas en la cabeza para que yo le plantee otro problema.
Se encogió de hombros, dándome a entender que no pretendía convencerme. Pero sabía que tenía algo más que decirme. O muy poco le conocía o había venido a verme por algo más que para saber como estaba.
-En cuanto Elia me contó vuestra conversación, he estado haciendo averiguaciones con un amigo mío que trabaja en la Consejería de Asuntos Sociales y sabe bastante del tema de adopciones.
-Y las noticias que me vas a dar no son buenas.
-Pues no, Elena. Sería muy difícil que en vuestras circunstancias pudieseis adoptar. Hay cientos de parejas más jóvenes esperando y pocos niños disponibles. Cabría la opción de adopciones internacionales, pero el proceso es lento y costoso. Y hay otra opción, que no se si contarte.
Le hice un gesto para que empezase a hablar. A estas alturas no se como Diego dudaba que hubiese algo que me asustase; dado que en apenas seis meses mi vida había dado un giro de ciento ochenta grados.
-Hay niños que nadie quiere adoptar, y aunque suene muy mal, ahí podría estar la posibilidad para vosotros.
-¿Te refieres a niños con algún tipo de enfermedad?
Asintió. Creo que no era capaz de decirlo en voz alta, porque al igual que a mi, le parecía cruel. Cuando una pareja va a tener un hijo por cauces naturales, casi nunca sabe si será o no sano, y la mayoría aceptan lo que llega. Pero en las adopciones, a veces se enseñan niños a la carta y se elige hasta el color de ojos. Personalmente, me parecía monstruoso, pero puede que tuviese su lógica.
-¿De qué enfermedades hablamos?-decidí que era hora de llamar a las cosas por su nombre.
-En estos momento hay unos cuantos niños seropositivos a los que va a ser poco menos que imposible que alguien quiera llevarse a su casa, ni siquiera en acogida.
Le pedí a Diego que me explicase mejor la enfermedad, porque como la mayoría de la gente, sabía pocas cosas y me temo que mucha de la información que tenía no era ni correcta.
-Bien, en esto de los seropositivos hay mucha leyenda urbana. De ningún modo resultan peligrosos por el tema de contagio; es imposible que la enfermedad se contagie si no es mediante un contacto sexual o a través de la sangre. En el caso de estos niños, son hijos de madres drogadictas que les han contagiado en la propia gestación. Ellos no han desarrollado la enfermedad, simplemente la transmiten en circunstancias especiales.
-Pero, ¿Pueden desarrollarla?
-Puede que si, pero con los controles actuales se tiende a medicarles bastante antes de que se llegue a desarrollar. Simplemente tienen las defensas bajas.
-¿Cómo Daniel?
-Bueno, no igual, pero si, es algo parecido. Están más expuestos a enfermedades infecciosas, pero no es que tengan que vivir en una burbuja de cristal.
Me quedé callada, pensando. Era algo complicado, hacernos cargo de un niño que tenía más riesgo que otro cualquiera de caer enfermo. Nosotros también teníamos nuestros problemas de salud. ¿Y si nos pasaba algo? Pero igualmente me preocupaba otra cosa, y se lo pregunté a Diego.
-Si no les adopta nadie, como parece que así será, ¿Qué tipo de vida llevarán?
-Se quedarán hasta los 18 años a cargo del estado, en un centro.
Beth01 de julio de 2011

6 Comentarios

  • Serge

    Beth:
    Elena quiere adoptar un niño pensando en Daniel y eso me parece un gesto hermoso. Pero deben recordar que los dos estan enfermos y ese niño necesitaría toda su energía.
    Un niño enfermo tiene menos posibilidades pero si ustedes le quieren dar una oportunidad me parece muy noble.

    Un gusto volverte a leer amita.

    Sergei. Tu mascota.

    04/07/11 11:07

  • Beth

    Ay mi querido gatito, Elena es dulce y suave pero muy terca. Si, ellos dos están enfermos, pero hay más familia a la que tendrán que recurrir y primero convencer. Ya veremos. Yo siempre he dicho que hay dos tipos de hijos: de la sangre y del corazón. Y los dos son hijos.

    Una caricia a mi hermoso gatito, mi Sergei, al que muchos amigos míos, para que lo sepas, ven como a un verdadero héroe

    05/07/11 12:07

  • Vocesdelibertad

    Elena está consciente de lo que conlleva tomar una decisión de esta magnitud, aún falta conocer la opinión de Daniel, sin embargo apoyo el hecho de adoptar a un niño seropositivo, pero como tu bien dices... ya leeremos.
    Abrazos linda Beth

    06/07/11 08:07

  • Beth

    Si, la verdad es que pobrecitos los niños que padecen cualquier tipo de enfermedad. Los hijos de sangre los aceptamos tal cual nos vienen y en los de corazón tampoco se debería elegir a la carta. Un beso

    06/07/11 08:07

  • Endlesslove

    Suena a locura. Si la adopción es difícil, ahora pensar en un niño enfermo. Tiene que haber mucho amor y generosidad para acogerlo.

    15/09/11 05:09

  • Beth

    Es que cuando tenemos hijos no los elegimos a la carta. O quien te dice que tienes un hijo sano que luego enferma. Todavía le quieres más por eso

    15/09/11 09:09

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