Aquí hay otra historia de tres que acaba perjudicando al que más se ha implicado. Y como en cualquier otra historia más de tres: dos ríen y una llora. Esta última, la que llora, es con toda seguridad quien menos merece sentir que, una vez más, otro disfruta lo que ella anhela, un beso, una caricia, un te quiero… lo cierto es que, a pesar de sentir en todo momento que jamás llegaría siquiera a rozar sus labios, esperaba que en algún momento su mala suerte acabara. Pero, según parece, no fue así.

Sí, él le tiene mucho cariño como es normal, pues ella es la persona más increíble que jamás nadie haya conocido: capaz de sacarte una sonrisa en cualquier momento, amiga de sus amigos… cuando camina por la calle todo el mundo la saluda (incluso llega a resultar molesto pararse cada diez pasos). Ella lo da todo en todo momento. Pero esto puede no resultar ventajoso, pues no es capaz de odiar a nadie sin motivos, lo que le lleva a encontrarse en una situación de la que no sabe salir: ¿Cómo olvidar a alguien que solo tiene buenas palabras para ti? ¿Debería luchar por él?

La verdad, la solución es un tanto compleja, no me atrevería a decir que es aquello que hace que aunque el cielo parezca oscuro, acabemos viendo las estrellas… solo sé que mientras tanto ella, la que llora, tendrá a su lado a aquella gente que la saluda y aquellas a las que saca una sonrisa cuando la tristeza impera, tratando de hacer que aparte la vista del cielo… ¿Quién sabe? Quizás cuando vuelva a mirar al firmamento encuentre una nueva constelación que jamás deje de brillar, y la tercera de la historia de tres pase a ser la que ríe.

Seguir AutorRecomendar Texto Agregar a Favoritos